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El Viaje del Verano 2018 (2/2): A Creta

En la isla blanca.

El viaje siempre empieza antes,... leyendo las guías y alguna palabrita en griego.
 
Creta, Kriti, (Κρήτη) es la isla más grande de Grecia pero sobre todo es el paraíso de nuestros amigos Mari Carmen y Manolo, que todos los años van a esa isla, sin parar durante más de veinte años, tantos que han sido los encargados de hacer la Guía de Viaje de Anaya, y de la que en su día habíamos hablado aquí.

Es verdad que este verano ya habíamos gastado parte de nuestro presupuesto en el crucero por los fiordos, pero al final encontramos un vuelo no muy caro, aunque a horas intempestivas para poder colarnos en "la isla blanca" [su capital fue conocida como Candía, del latín candidus (blanco)], como así la llamaban los marinos cuando avisaban sus costas.
 

Diario del viaje

25 de agosto

Llegamos a las cuatro de la mañana griega al aeropuerto de Heraclión, apenas con un par de horas de sueño desde Madrid. El avión de Iberia Express muy incómodo y la hora era complicada, muy tarde o muy temprano. El hotel que teníamos "Atrion Hotel" nos brindó la posibilidad de esperar en unos cómodos sofás hasta la hora del desayuno, por cierto no me acordaba de lo bueno que hacen aquí el yogur. Desayunar muy temprano permite programar bien el día, además cargado de un buen desayuno bufet de los que tienen de todo. Por tanto el primer objetivo era claro, visitar la joya de la corona minoica, el Palacio de Cnosos. Habíamos leído mucho de él en las guías que teníamos, la de Lonely Planet y Anaya, además de internet. Fuimos a la estación local de autobuses y ya sabíamos que teníamos que coger el Bus-2. Esperamos unos cinco minutos y allí estuvo, muy cómodo y barato, nos llevó a través de las calles de Heraclión, con varias paradas, para salir hasta unos cinco kilómetros a las afuera, donde está Cnosos. Aquello, a pesar de ser no más tarde de las 9 (se abre a las 8), era un hervidero de gentes, autobuses con excursiones organizadas, como una torre de Babel, rusos (muchos en todas la isla), alemanes, franceses, incluso algunos españoles. Mucha gente, mucho calor.

Palacio de Cnosos

Cnosos tiene mucho la marca personal de un arqueólogo británico, Arthur Evans, incluso hay un pequeño monolito dedicado a él en la entrada. Este hombre llevó a cabo una restauración muy libre y usando métodos y materiales que hoy se considerarían una aberración, pero es verdad que dedicó toda su vida a poner esto en marcha.

Después de la visita el mismo Bus-2 nos devolvió a la ciudad. Dada la hora tentamos a la suerte por si ya tenían preparada una habitación para poder descansar y así fue. Cambiamos la comida por una siesta de campeonato.

En la tarde la agenda fue extensa: caminar por el centro de la ciudad, por la arteria principal de Heraclión, que sale desde el puerto y recorre todo la parte comercial, lleva por nombre el 25 de agosto, el mismo día que estábamos allí. El día coincide también con la fiesta del patrono local, Agios Tito, al que está consagrada la iglesia del mismo nombre a pies del bulevar. Hay muchas tiendas, restaurantes, iglesias como San Titos o la secularizada San Marcos, además del edificio de la antigua Logia Veneciana. El paseo queda limitado por dos fuentes, una sobre todo espectacular que es la Morosini o fuente de los leones y otra al final de la calle del mercado que es la Fuente Bebo.
De allí tiramos al Museo Arqueológico de Heraclión, que es, después del de Atenas, el más importante de Grecia. Y si que lo es, un par de plantas y un conjunto espectacular de piezas, entre ellas los frescos auténticos, originales, de Cnosos.

Al atardecer volvemos hacia el puerto. Unas nubes se agradecen porque suavizan el calor de la caminata. Llegamos hasta el final del muelle donde está la fortaleza veneciana y posteriormente otomana, el Fuerte Koules.

Fuerte Koules, Heraclión
Puerto de Heraclión

Y ya va siendo hora de comer o cenar, al horario europeo nos adaptamos pronto, y cenamos en un lugar recomendado por Manolo, el "Ladokolla", uno de los restaurantes de la calle Marinelli, también muy cercana al puerto, muy concurrida y con variedad de garitos gastronómicos. El lugar no falta a las expectativas, muy recomendable y bien de precio. Entrantes típicos (mezedes) como tsatziki, taramosalata,... y un par de platos de pescado, un carpaccio y unos calamares a la plancha ¡sobresaliente! Grecia tiene entre sus encantos no solo las "piedras" arqueológicas o las playas, sino también una comida mediterránea que hace las delicias de cualquiera y a un buen precio para los españoles.
 
26 de agosto

Mañana más tranquila después de la paliza del vuelo madrugador de ayer. Bien descansados nos fuimos de nuevo bordeando el mar al Fuerte Koules ya que el día anterior no entramos en él porque cerraba a las 7 de la tarde. La fortaleza se caracteriza por sus dos entradas flanqueadas por los típicos leones alados venecianos. Pagados los 2€ accedemos a visitar las galerías de abajo, con cañones y con restos arqueológicos, para subir luego a la parte alta donde se divisa toda la ciudad con unas vistas a las bóvedas de los arsenales.
 
De allí nos fuimos a repetir el paseo de la calle peatonal 25 de agosto ya que el Museo de la Historia de Creta que íbamos a ver no abría en domingo. Llegamos hasta la iglesia Catedral de Agios Mina que es muy interesante con sus techos pintados. Se notan las particularidades de la iglesia ortodoxa. La gente es muy devota, incluso chicas muy jóvenes besando los iconos de los Santos en la iglesia.
El calor hace hoy mella y una parada se hace obligatoria para tomar una cerveza fresquita en una taberna con música de Giannis Haroulis (Γιάννης Χαρούλης) que no conocíamos y que le pedimos al camarero nos anote su nombre.
 
Para la hora de la siesta volvemos al hotel y sobre todo al aire acondicionado que regenere de los casi cuarenta grados de las calles de Heraclión. A eso de las cinco nos volvemos a poner en marcha para hacer un homenaje muy particular a Nikos Kazantzakis, el novelista griego que nos hizo saber de la particular sabiduría griega con la película Zorbas el griego. Kazantzakis es un personaje muy importante en Grecia y tiene una modesta tumba en lo alto de uno de los restos de las fortificaciones venecianas de la ciudad, muy difícil de acceder a ella andando, por el calor y por el abandono del camino que nos lleva a ella. Pero llegamos pese a los escalones gastados y la temperatura cretense de estos días. Ahí vemos una solitaria tumba sin honor de Estado, más allá de una modesta cruz de madera.

Tumba de Kazantzakis

El resto de la tarde entre calles del perímetro más alejado del centro, calles estrechas con edificaciones sencillas y gente agradable que nos indica cómo volver al centro de Heraclión. El esfuerzo se recompensa en un lugar de los más populares y concurridos del paseo marítimo, el "Ipocamppo". Vistas espectaculares al mar, como sus mezedes, su pulpo, o las magníficas croquetas de calabacines.


27 de agosto

Ya damos por terminada, de momento, la estancia en el "Atrion Hotel" de Heraclión. Nuestro nuevo destino Chania o como lo llamaban los venecianos La Canea, pero entre ambos está una pequeña joya llamada Rétino (Réthymno). Así que después de desayunar nos vamos para la estación de autobuses regionales (-> Ktel). Cada hora en punto sale un autobús, hay un poco revuelo porque han cambiado el número y se forma una cola no muy ordenada, jajajaja ¡estos turistas nerviosos! El problema es que había más ocupación y todo se ha resuelto poniendo otro vehículo más. El autobús es muy cómodo aunque va parando en todos los pueblos. Y en hora y media desde Heraclión ya estamos en la estación de Rétino, un agradable paseo junto al mar nos lleva a circunvalar la fortaleza, un castillo militar del siglo XVI construido también por los venecianos y reconquistado por los turcos. Esta es quizás más grande y voluminosa que la de Heraclión pero en cuanto a belleza resulta más vistosa la otra.

Rétino

Bueno tras un paseo llegamos a lo más destacado de esta ciudad, el puerto con su faro de época veneciana ¡muy bonito! aunque entregado a la fiebre hostelera agresiva en busca del guiri que por allí pasa. Todo muy fotogénico como el resto de las calles de la vieja ciudad. Impresionante la mezquita pero no tanto la catedral, también muy coqueta la fuente de la calle Paleologou, la fuente Rimondi. Y poco más en Rétino, muchas tiendas para turistas, una playa y un descubrimiento por error, la "Taberna María", donde encontramos una musaka de campeonato. Uno de esos sitios donde no hay turistas sino griegos que se acercan a ver que hay hoy, ni si quiera tienen carta, te levantas y el cocinero en su inglés te explica los tres o cuatro platos del día que tiene.

Con el almuerzo y sus dos cervezas Alfa no tenemos sino que resguardarnos del calor por las calles de Rétino. Una rápida sobremesa y de nuevo al autobús para Chania. Recogemos las maletas en consigna de la estación de autobuses y nos montamos, aunque no era el que habíamos comprado por horario ¡da igual! así que en minutos estamos de nuevo en marcha hacia poniente. Una hora más de carretera y nos encontramos por fin en la joya de Creta, La Canea de los venecianos, Chania hoy para los griegos. Unos minutos andando con las maletas, apenas diez minutos pero que se hacen cansados con el calor. Llegamos al hotel que nos habían recomendado, el "Porto Veneciano", sin duda un gran hotel con vistas al puerto. Muy buen nivel a un precio tampoco excesivo para lo habitual. Lo que queda de la tarde de para un recorrido por el puerto de La Canea, con el omnipresente faro y la mezquita rosada como protagonista de uno de los lugares más bonito de los que yo he podido conocer en este mundo viajero que llevo.

Puesta de sol en La Canea

Finaliza el día con otra recomendación, el restaurante "Glossitses", preguntamos de parte de Manolo por Cristos, el dueño, y le damos recuerdo de nuestro común amigo. Pedimos las especialidades, los rollos de pasta filo de queso Manouri y unas especie de albóndigas alargadas llamadas soutzoukakia, además de unos entrantes de boquerones en vinagre, humus y la siempre pedida taramosalata (un plato de huevas de pescado). En definitiva un broche de oro para este día de transición entre Heraclión y Chania, pasando por Rétino. Para echar la comida para abajo un paseo hasta el faro con una luna llena espectacular.

Buenas noches Καληνύχτα !!

28 de agosto

Día extraño en estas latitudes, la lluvia ha estado presente de forma interrumpida, aunque en ocasiones con fuerza hasta dejarnos empapados corriendo por las calles de Chania, jajajajaja. Nos ha paralizado un poco, aunque hemos adaptado el día a la meteorología, una visita al Museo Naval y un paseo como la lluvia, a ratos, entre las calles de esta bella ciudad. Mientras comíamos ha diluviado hasta casi inundar el restaurante "Kouzina e.p.e.", un sitio muy bonito, cerca del minarete turco que resalta en el paisaje de la ciudad.

Por la noche la lluvia ha vuelto con insistencia y nos hemos quedado cerca del hotel para cenar. Mañana tenemos contratada una excursión a Balos, ya veremos como se plantea el día y cómo son las condiciones meteorológicas. Nos encomendaremos esta noche a los dioses Eolo y Poseidón. Ya veremos mañana.

29 de agosto

Amaneció nublado pero la lluvia no hizo presencia en el día de hoy, es más, a media mañana brillaba un sol espléndido. Como habíamos previsto a las ocho nos recogieron para ir en autobús hasta Kíssamos, la provincia más occidental de Creta, donde embarcaríamos en un ferry, más parecido a una lancha de desembarco por su rampa a proa para acceder a lugares de bajo calado como eran los sitios a los que íbamos a ir: la isla de Gramvousa y la laguna marina de Balos.
 
El temporal del día anterior había dejado como regalito una mar curiosa en la travesía que se hizo sentir con rociones en cubierta y más de un balanceo tomado con risas por algunos pasajeros y con gritos por otros. Muchos rusos. En una hora escasa de navegación nos plantamos en la isla Gramvousa, donde dominan dos ruinas: una marítima, un viejo carguero chatarra de los años sesenta embarrancado cerca de la playa, y otra ruina imponente, el castillo veneciano al que se accede desde una escalinata bastante empinada. Y allí llegamos con la lengua fuera y con ganas de tomar unas fotos espectaculares desde arriba, donde se divisa un paisaje impresionante con el contraste del agua azul turquesa, que vamos a probar enseguida que bajemos.

Vista desde el castillo veneciano de Gramvousa

A continuación, un par de horas después suena la sirena del barco que nos llevó a Gramvousa para que todos volvamos abordo con destino al principal objetivo de esta excursión, la laguna marina de Balos. La llegada del barco es curiosa porque deja caer su rampa entre piedras por las que los pasajeros, como pueden, y con cuidado van acercándose a la laguna que intercomunica con el mar a través de una playa. Su extensión, sus colores, la hacen única. Ha merecido mucho venir hasta aquí, es normal que esta playa aparezca en los ranking de "las mejores playas del mundo". Te quedas con la boca abierta.

Laguna marina de Balos

En Balos echamos desde el mediodía hasta la tarde donde una nueva sirena del barco nos indica que hemos de abandonar este paraíso y parque natural donde solo hay un muy pequeño chiringuito.
A eso de las ocho hemos llegado al hotel de Chania. Nuestra última cena, último homenaje en esta ciudad la reservamos en el "Christosomos" donde deglutamos un plato típico, la staca (un tipo de queso) con huevo frito y un cordero asado para chuparse literalmente los dedos. Como siempre terminamos con su correspondiente raki (orujo blanco más o menos) que aquí lo ponen en todos lados al pedir la cuenta además de un platillo de fruta e incluso a veces una copa de helado, todo esto gratis.

30 de agosto

Desayuno en el hotel a las 7, tempranito, tenemos el tiempo justo para ir en un taxi a la estación de autobuses, porque sale a las 8 y cuarto el que va para Hora Sfakion. Un camino curioso de curvas y donde de vez en cuando te encuentra la carretera llena de cabras, las típicas cabras de Creta son las kri-kri.

Las cabras van a su aire por la carretera

Hora Sfakion es un pueblito pequeño que tiene un parking donde termina la línea de bus de Chania y un pequeño puerto desde donde sale el barco que va a nuestro último destino Loutro. A Loutro no se puede ir de otra manera, no hay coches, bueno el que sirve para llevar las provisiones de los cinco o seis hoteles más o menos que allí hay. El trayecto a Loutros es muy cortito, media hora. En Loutro esperamos un poco para que nos den la habitación, hemos elegido el hotel "Daskalogiannis" (el nombre del barco también era igual, este es un personaje muy habitual de Creta porque fue un armador de barcos que encabezó una de las revueltas de la isla contra los Otomanos en el siglo XVIII). Es un hotel rústico, pero con aire acondicionado y a un precio no tan elevado como se puede esperar de un lugar tan exclusivo por lo limitado del espacio.

Foto aérea de Loutro con el Hotel "Daskalogiannis" ©Google

Loutro nos fascina por sus aguas cristalinas, las sombras de los barcos en el fondo del mar dan una idea de su transparencia. Aquí la vida es muy sencilla, dejarse llevar, bañarse, comer, bañarse, cenar, bañarse, una cervecita, bañarse,... Las playas son muy malas porque son de piedrecitas, así que si vas prepárate unos escarpines, pero eso es lo de menos, lo importante es el azul del mar, el azul cristalino.
La comida y la cena siguen la tónica habitual de los platos griegos, aquí la oferta es menor, no hay muchos sitios, pero los que hay no abusan de precio, al contrario, nos resulta hasta más barato que en otros sitios. Un atardecer y una copita para disfrutar de la belleza del momento.

Atardecer en Loutro

31 de agosto

Desayunamos no muy tarde para coger el barco de las 9 y media. La despedida de Loutro es triste ¡qué belleza de lugar! dan ganas de llorar. Quizás el sitio junto con Balos más llamativo del azul del mar de Creta, al menos de la Creta que hemos podido ver en esta semana. La conexión con Hora Sfakion no es tan rápida con el autobús, un poco caótica también ya que hasta cinco minutos antes no aparece una chica para vender con una maquinita los ticket. Pero a las 11 estamos en el bus que nos va a llevar a Heraclión, pero no es directo, tenemos que coger el que va a Chania y hacer transbordo en Vryses (Βρύσες) un pueblecito de unos setecientos habitantes donde esperamos una media hora en la llamada estación de autobuses, que no es sino un pequeño bar donde satisfacer la sed del calor del día.
A eso de las 2 y media estamos de nuevo en la capital de Creta, Heraclión, último y breve destino hasta embarcar para Madrid. Aprovechamos el tiempo para visitar el Museo Histórico que no habíamos podido ver en la vez anterior por ser domingo. Tiene una colección de iconos muy bonita y diferentes salas de la evolución de Creta y sus ciudades, así como sobre el folclore y la vida rural. Luego una cervecita enfrente, en el "Mare" una terracita un poco pija pero con vistas al mar y una fuente que refresca junto con la correspondiente Mythos fresquita. Un último paseo por las calles de Heraclión, que ya conocíamos, para terminar cenando en el "Ipocamppo", el único sitio en el que hemos repetido, pero es que tiene un encanto especial. Heraclión dice en algunos sitios que es una ciudad fea, no es Chania, pero tiene un sabor a la vida diaria, menos turística, más auténtica quizás. Brindamos cómo no, con raki y nos despedimos de Creta.

1 de septiembre

Despertador a las 2:50 ¡esto es una locura! pero es el vuelo de las cuatro de la mañana, tiempo justo para un café en el hotel, un taxi y embarcar a Madrid, también con el mismo incómodo avión de Iberia Express, cuyo trato es cada vez más parecido que sus competidoras low cost. Pero bueno a las 10 y media estamos en el aeropuerto de Jerez, allí el coche nos espera en el parking. Y esto es todo, el verano ha terminado, curiosamente ponen en la radio la música del Duo Dinámico, la canción "El final del verano" que nos recuerda ese capítulo de la serie Verano Azul.

The End (por ahora)


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Estuve en Creta en el 2011 y en el 2012. Al ver la extensión de la isla, dividí mi viaje en dos partes. En el 2011, viajé a la zona occidental de la isla. Un año más tarde, recorrí la zona oriental. Creta fue un descubrimiento.
Hay lugares de la isla difíciles de olvidar, como Balos. ¿no te parece?
¡Buen viaje!
CarmeLa
Luz E. ha dicho que…
Me gusta leer mucho sobre destinos a ver si me pica el gusanillo y, aunque Cretanunca había entrado en mis posibles destinos, después de leerte tengo muchas ganas de conocer Creta. Sin duda me acordaré de tu artículo y de tus guías recomendadas, sobre todo la de Anaya, para que mentir, si ha sido escrita por unos expertos amigos tuyos...La última foto de Loutro me ha dejado prendada. Saludos.
Jose Lop ha dicho que…
Creta fue el primer viaje largo que hicimos juntos Gloria y yo y le tenemos mucho cariño a la Isla. Por lo que veo hiciste un recorrido bastante similar al nuestro.

Tenemos que volver, nuestro objetivo era ir a Gavdos, el punto más al sur de toda Europa pero no había ferrys ese día y lo cambiamos por Anafi, cerca de Santorini. Balos es una de las playas más bonitas qeu he visto...

Un saludo
María (Emociones Viajeras) ha dicho que…
Me encanta Grecia, de hecho estamos pensando en viajar el próximo verano. Una vez hecha la ruta por Grecia continental nos gustaría coger un mini-crucero desde El Video para visitar 4 alguna islas como Creta, Santorini y Molinos. Gracias por compartir tu ruta! Un abrazo viajero!