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Decían que el bikini lo había creado un ingeniero francés en 1946 y que se inspiró en el atolón Bikini, pero parece que los romanos se le adelantaron bastante |
El día anterior había llovido mucho y tuvimos que sortear varias carreteras cortadas para llegar al pueblecito de Piazza Armerina desde donde nos alojábamos, en Caltagirone (Sicilia), a sólo unos cuarenta kilómetros. Sin duda mereció la pena llegar a la Villa Romana del Casale. Aunque los expertos dicen que no es una villa, al estilo por ejemplo de la Villa Poppea, que vimos ya en este blog, ya que no reúne las características de la villa romana extraurbana sino más bien del palacio urbano imperial.
Desde Piazza Armerina hay unos cuatro kilómetros de la villa y hay un parking en las inmediaciones de la excavación, además de servicios de hostelería y muchos tenderetes de recuerdos para los turistas. Había bastante gente, aunque no tanta como en el Valle de los Templos de Agrigento. Era octubre, así que tampoco era temporada alta. Abajo os dejo una localización de Google Maps.
Una de las características de la Villa del Casale es que ha estado sepultada, bajo una capa espesa de barro, hasta mediados del siglo XX, pues hasta 1950, no se emprendieron las primeras excavaciones dirigidas por el arqueólogo Gino Vinicio Gentili. Parece que estuvo alertado por algunos vecinos de la zona que le dieron pistas de por dónde estaba la ciudad. Esto hace que en los relatos de viajeros del siglo XVIII a Sicilia, en ninguno de ellos aparezca mencionada la villa. Y puede considerarse como la más lujosa de las grandes residencias privadas conocidas de aquel tiempo.
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Hasta hace poco no se ha datado de forma precisa la villa, así los ensayos en los muros la han datado en una sucesión de épocas que van aproximadamente del 320 al 370, como lo demuestra también la misma técnica constructiva de las bóvedas de cañón de arcilla de algunas salas |
Dos siglos después la villa o el palacio, como queramos verlo, tuvo variaciones y se produjeron ampliaciones y fortificaciones. En la Edad Media se convirtió en un asentamiento llamado Palatia o Blàtea (o Iblâtasah, según los textos de al-Idrisi) y finalmente fue destruido por el rey normando Guillermo I el Malo en 1161. Así estuvo oculta hasta 1950.
En la visita hay cuatro partes importantes:
- la entrada de tres arcos con patio;
- el cuerpo central de la villa, en torno a un patio peristilo, dotado de jardín con estanque;
- un gran espacio, precedido por un peristilo rodeado por un grupo de habitaciones;
- y un complejo termal.
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En esta imagen se puede intuir cómo era la entrada a la villa |
Tampoco tiene nombre la villa porque los arqueólogos no han dado con la identidad del inquilino, aunque claramente era un alto cargo de la aristocracia senatorial en Sicilia. La residencia era mucho más que una villa familiar y tenía la función de representar al Imperio en la isla. En esta época estas construcciones daban muestras del rango de los propietarios y su poderío, una especie de propaganda imperial romana. También hay que tener en cuenta de que la datación de la villa sigue estando en cuestión por algunos arqueólogos, esto hace que el propietario pueda ser uno u otro personaje de esa época. Sin embargo, la hipótesis más aceptada últimamente asocia la casa a Lucio Aradio Valerio Próculo Populonio, gobernador de Sicilia entre 327 y 331 y cónsul en 340.
Los mosaicos del Casale
En los motivos de los mosaicos hay algunos como los de caza o juegos del circo que pueden hacer referencia a los celebrados juegos organizados en Roma en el año 320. Y esto es una prueba más que argumentan los que defienden que el propietario era Lucio Aradio Valerio Próculo, porque fue él el que organizó esos juegos mientras ocupaba el cargo de pretor. La maestría de los artesanos con los mosaicos es en esta villa del máximo nivel, porque además constituyen una trama narrativa. El arte de pintar con teselas adquiere en Casale un grado de virtuosismo. Como vemos en los más de tres mil metros cuadrados de mosaicos hay alusiones filosóficas, brota la sensualidad y el erotismo, o se narran historias.
Un gran medallón con los juegos amorosos de Eros y Psiqué marca la entrada a los dormitorios.
Hay un corredor que ocupa setenta metros de largo sobre la Gran Caza, donde aparecen animales exóticos en la Roma de entonces —rinocerontes, leones, elefantes, antílopes—, y su transporte en barco a Roma, al Circo Massimo. Escenas que ilustran las labores agrícolas, el cursus publicus, medallones variados incrustados en sofisticadas estructuras geométricas, figuras zodiacales…
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Quizás uno de los mosaicos más grandes y mejor conservados |
Uno de los espacios más curiosos que linda con el peristilo es la sala de las atletas femeninas en bikini que participan en una competición, y las vencedoras reciben sus trofeos. El bikini, que tanto jaleo causó en actrices como Brigitte Bardot, Rita Hayworth, Ava Gardner, o la propia Ursula Andress, en la película del Agente 007, parece que ya era habitual entre las romanas dos mil años antes. En la antigua Roma, la parte inferior del bikini la formaba una clase de taparrabos envuelto en tela o piel, llamado subligaculum, mientras que una banda, también de tela o piel, sostenía el pecho y era llamado strophium o mamillare. Los romanos siguieron, durante siglos, la tradición de las competiciones femeninas; y el diseño de esta prenda comportaba incluso una cierta variedad. Abajo algunas fotos de estas escenas...
En el área de los apartamentos privados, la mitología griega también está muy presente.
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El encuentro de Ulises con el ciclope Polifemo, escena basada en la Odisea de Homero |
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Pues eso es todo, espero les haya gustado, hasta la próxima !! |
Si te gustan las villas romanas puedes seguir con 👉 Villa Poppea
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Una última anécdota: en 1956, Emidio Tucci utilizó estos mosaicos para presentar sus nuevos modelos de bikini, llamó a la colección «Siciliana», las fotos las realizó la reconocida fotógrafa alemana Elsa Haertter |
Comentarios
Es una gozada ver estos mosaicos romanos tan bien conservados, ya que nos ayudan a entender mejor su pasado histórico.
Saludos
CarmeLa