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#Roadtrip «Una pica en Flandes»

Los tercios de Flandes: un ejército creado por los Habsburgo españoles para la defensa de las 17 provincias que componían los Países Bajos bajo la bandera del imperio español

Cuando decimos que alguien ha conseguido «poner una pica en Flandes», queremos significar que ha logrado algo muy meritorio. En mi caso el esfuerzo no parece que vaya a ser tanto. Empiezo a escribir día a día mi recorrido. La idea es llegar con el coche desde Cádiz, hasta lo que fue Flandes. El origen de esta expresión viene de las Guerras de Flandes, que se desarrollaron durante los siglos XVI y XVII, y en las que la mayor dificultad para los ejércitos españoles era enviar a los famosos Tercios de Infantería a través del llamado «Camino Español» atravesando los Alpes para llegar hasta el norte de Europa.


Mapa con los diferentes puntos que vamos a ir recorriendo.


Quizás la denominación de este viaje pueda resultar pomposa: Flandes!! En realidad la idea es llegar a conocer algo más los países que en su día se decían del Benelux, Bélgica, Nederland (Holanda) y Luxemburgo. El Flandes español ocupaba parte de esos países, así como pequeñas regiones de Francia y Alemania, fronterizas con estos. Felipe el Hermoso, con su matrimonio con la hija de los Reyes Católicos y futura reina Juana I, vinculó los territorios borgoñones (incluyendo a los Países Bajos) con los españoles. Ya en 1555, el emperador Carlos V, como duque de Borgoña, cedió estos territorios a su hijo Felipe, entonces príncipe, hasta que en 1714, tras el Tratado de Rastatt, el emperador Carlos VI obtuvo el control de los Países Bajos. Para nuestro viaje, como siempre, atravesaremos toda España, luego nos adentraremos en Francia, hasta llegar a nuestro destino. Esperamos estar un mes por aquí. A partir de ahora iré escribiendo el día a día de este particular #roadtrip «Una pica en Flandes».

Diario del Viaje

3 de junio
Salimos desde Cádiz en dirección a Madrid y desde allí a nuestra primera parada, Sigüenza. Aquí estaremos dos noches. La llegada con algo de lluvia pero escasa. Una vez instalados en un hotelito pequeño, nos hemos dado una vuelta por la tarde por la zona de la Alameda, donde se encuentran los conventos de las clarisas y de las ursulinas.

4 de junio
Hoy el día ha estado dedicado a visitar a fondo Sigüenza, una ciudad marcada por haber sido señorío episcopal desde el siglo XII hasta el siglo XVIII. Hemos comenzado por subir hasta su castillo, castillo que fue de los Obispos de Sigüenza desde el primer cuarto del siglo XII, construido sobre otro anterior musulmán del siglo VIII. Restaurado, es hoy un parador nacional. De ahí bajamos por sus estrechas calles, donde ver diferentes puertas, algunas almenadas y las iglesias de San Vicente y Santiago. Pero lo más espectacular es su catedral, donde se encuentra la afamada escultura del doncel de Sigüenza (abajo unas fotos), junto a ella el Museo Diocesano. También está la casa del doncel, o palacio de los Marqueses de Bédmar, que ahora pertenece a la Universidad de Alcalá de Henares.


Martín Vázquez de Arce, el Doncel de Sigüenza (1461 - 1486)

5 de junio
De Sigüenza avanzamos hacia el norte, pero primero vamos hacer una parada en Sabiñánigo y otra en Jaca, la capital de la comarca de La Jacetania. Realmente Sabiñánigo no tiene mucho que ver y aprovechamos mejor la mañana en Jaca, especialmente interesante su catedral del siglo XI, monumento clave del Camino de Santiago y las joyas que alberga su museo diocesano donde se han trasladado frescos de otras iglesias de la zona, especialmente la de Bagüés: ¡toda una maravilla!, para los que nos gusta el románico. Ya por la tarde seguimos camino a Francia, aunque nos quedamos en la Estación de Canfranc, teníamos una visita guiada muy interesante, donde el guía dio una explicación de más de una hora de todas la historia de esta estación de ferrocarril internacional, además del papel de la zona durante la guerra civil y la segunda guerra mundial. Hoy la Estación de Canfranc se ha convertido en un lujoso hotel de 5*, abajo unas fotos.


Estación de Canfranc

6 de junio
Desde la Estación de Canfranc, atravesamos los Pirineos por el túnel de Somport (el más largo de España, ocho kilómetros, tres de ellos ya en Francia). Paramos brevemente en un pueblo muy bonito en medio de los Pirineos, Sarrance, en el valle de Aspe, en pleno Béarn, con un monasterio para el refugio de los peregrinos del Camino de Santiago, en la llamada Vía Tolosana. De ahí comienzan a perderse las montañas y pasamos por Oloron-Sainte-Marie hasta llegar a Sauveterre-de-Béarn, que era el lugar que queríamos dedicar la mañana. Realmente muy bonito este pueblo del Béarn, alberga importantes vestigios medievales: la iglesia de Saint-André, la torre de Monréal, el Puente de la Leyenda y restos de fortificaciones. Comimos allí y luego nos fuimos para el otro destino Salies-de-Béarn, un poco más grande y aunque con edificios también medievales, como las iglesias de San Martín y San Vicente, tiene un balneario termal y un casino (Hôtel du Parc), de finales del siglo XIX (abajo dos fotos de Sauveterre y Salies-de-Béarn).


Sauveterre y Sallies, dos pueblos de la región histórica de Béarn

7 de junio
Seguimos avanzando hacia el norte. Hemos desayunado muy temprano en una panadería de Salies-de-Béarn para llegar sobre las once a Saint-Émilion (fotos de abajo), un pueblecito que se nos quedó pendiente cuando visitamos Burdeos. Como destino turístico tan visitado, ha terminado en convertirse en casi un parque temático de gente que suben y bajan, coches por todas partes..., esto no quita que posea un importante conjunto monumental y que goce de la fama de sus viñedos. Y como todo estaba a rebosar de turistas decidimos un almuerzo ligerito para volver al coche con destino a Limoges, que será la ciudad en la que pernoctaremos dos noches. Su nombre proviene de los lemovicos, el pueblo galo que habitó el territorio durante la Antigüedad. Hemos elegido un hotel de esos que no hay nadie y que se abre la puerta con el teléfono ¡qué modernidad! Nos ha dado tiempo esta tarde a visitar la catedral, donde hemos tenido la suerte de escuchar a un coro con el órgano y un violonchelo, tocando temas del concierto de Pentecostés; y luego cenar en un buen restaurante para reponernos de los kilómetros que ya llevamos recorridos.


Por las calles de Saint-Émilion

8 de junio
Este día lo dedicamos a continuar viendo Limoges. Es domingo, hay menos gente en la calle, salimos primero camino a la estación de trenes, no, no vamos a coger ninguno, pero nos han hablado que esta ciudad tiene la estación más bonita de Francia: la Gare des Bénédictins, fue inaugurada en 1856, aunque luego reformada en 1929, de estilo entre modernista y neoclásico. En el centro hemos visitado las dos iglesias principales (fotos de abajo), Saint Pierre de Queyroix y Saint Michel des Lions, ambas de origen gótico (siglo XIV), pero modificadas posteriormente. En Saint Michel hemos entrado al final de la misa, cantada por un coro y con el órgano a toda pastilla, debía ser una misa especial por Pentecostés. Limoges es parte del Camino de Santiago. También entre los edificios civiles destaca el barrio de los carniceros, quartier de la Boucherie, donde se mantienen aún las casas antiguas con entramado de madera. Ahí se encuentran la capilla de Saint-Aurélien y la tradicional Maison de la Boucherie. Más modernos hay otros edificios, como el del Ayuntamiento, que es impresionante, o los dos mercados, el Pavillon du Verdurier y Les Halles Centrales.


Iglesias medievale de Limoges

Limoges es famosa por su cerámica, hay muchas tiendas, también anticuarios que te venden piezas antiguas y un museo dedicado a ella que lleva el nombre del coleccionista de arte y mecenas, Adrien Dubouché, que llegó a ser alcalde de la ciudad en 1870. Por eso esta tarde me he dedicado a visitarlo, está muy bien dotado de colecciones históricas, además de las propias de Limoges. Y para terminar el día me he bajado hasta el Vienne, el río que pasa por la ciudad, para hacer unas fotos. Es uno de los principales afluentes del Loira. Hay dos puentes medievales del siglo XIII, el puente de Saint-Etienne y el puente de Saint-Martial (el que está abajo en la foto, que fue construído sobre los cimientos de un puente galorromano). La gente, como es domingo, pasea por los jardines al borde del río, hace un día caluroso.

Puente medieval de Saint-Martial, en Limoges

9 de junio
Abandonamos Limoges para ir hacia el NE, primero hacemos una parada en Orleans, a orillas del río Loira, que está a unas dos horas y media. Visitamos antes que nada su impresionante catedral gótica. Aquí la figura de Juana de Arco está por todos lados, preside a caballo la plaza más importante. De hecho se le conoce como La Pucelle d'Orléans, ya que jugó un papel decisivo al liberar la ciudad del asedio inglés durante la Guerra de los Cien Años (las vidrieras de la catedral describen esta liberación, foto de abajo). Hay una casa que dicen que fue la casa donde vivió (aunque es una reconstrucción). También, entre los edificios civiles, destaca el Hôtel Groslot que fue construido en el siglo XVI, además de algunas casas medievales que todavía conservan el entramado de madera en sus fachadas, o el dintel de piedra en la entrada. En general es una ciudad tranquila y habitable.


Juana de Arcos, presente en la catedral de Orleans

Avanzamos y entramos en en la región de Île-de-France hasta Provins. Hemos elegido esta ciudad para pasar dos noches, está catalogada Patrimonio Mundial de la UNESCO. Por la tarde hemos dado el primer paseo hasta la iglesia de Saint-Ayoul del siglo XI (foto de abajo) y la Tour Notre-Dame-du-Val. Es fiesta en Francia, por ser lunes de Pentecostés, muchos restaurantes están cerrados.

Iglesia de Saint-Ayoul en Provins

10 de junio
Hemos visitado a fondo Provins, Después de desayunar unos magníficos croissants, subimos para la zona de Le Châtel, una cuestecita hasta la place donde se encuentran numerosos restaurantes y donde quizás se note más la parte turística. En cualquier caso, Provins no es un parque temático como sí pudiera ser Saint-Émilion, aquí vive la gente, se ve en las casas que tienen su antena parabólica o en el entierro que pudimos ver en la La Collégiale Saint-Quiriace, junto a la Tour César, uno de los iconos de la ciudad ya que se divisa desde todas partes. El paseo por las murallas es muy relajante, desde La Porte Saint-Jean et les remparts hasta La Porte de Jouy. En esa zona se encuentra un bello cementerio militar que recuerda los caídos en las dos guerras mundiales. Y el último lugar que hemos visitado es La Roseraie de Provins, unos maravillosos jardines de rosales de todas las variedades, no se lo pueden perder los amantes de las flores. Por la tarde nos hemos ido hasta el Couvent des Cordelières, desde donde se divisa el skyline de Provins (foto), todo un paseo muy agradable a través de los jardines públicos de Garnier.

Perfil de la ciudad medieval de Provins

11 de junio
Desde Provins vamos para Bélgica, pero antes paramos en Arrás. ¡Hemos puesto la pica en Flandes! Arrás fue una de las principales ciudades de los Países Bajos Españoles, desde 1493 a 1640 (147 años), aunque fue (y es en la actualidad), una ciudad fronteriza de Francia, que sufrió las guerras entre ambos países, también siglos después las dos grandes guerras mundiales. No estaba prevista esta parada y ha merecido la pena sobre todo por sus dos plazas barrocas (abajo una foto), que forman un conjunto arquitectónico único en Europa, junto con su campanario y su ciudadela de Vauban, ambos declarados también Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Plaza mayor de Arrás

Ya por la tarde hemos llegado a Gante, mucho tráfico en las inmediaciones de Lille. Un Ibis nos acogerá durante cuatro noches, desde aquí como punto base queremos ver, además de Gante, Bruja y Amberes. Hemos cenado en un restaurante albanés, los platos aquí son mucho más caros que en Francia, en general todo es más caro.

12 de junio
Día completo de paseos por Gante. Realmente es una ciudad muy ruidosa, las bicicletas lo dominan todo, van corriendo de un lado a otro en manada y tienes que evitar que no te atropellen. Hoy debía ser día de recogida de basura porque estaban todas las puertas llenas de bolsas de residuos y de vidrios, el olor no era el mejor, quizás un poco decepcionado de la ciudad en ese sentido. Pero monumentalmente es muy fotogénica y tiene varias iglesias impresionantes, especialmente la catedral de San Bavón, que mezcla los estilos románico, gótico y barroco, y donde está el famoso retablo la Adoración del Cordero Místico, también conocido como Altar de Gante, es un políptico de doce tablas al óleo realizado por los hermanos Van Eyck (hay que pagar 12,5€ para verlo). También está la torre del campanario, el castillo de los Condes de Flandes y otras construcciones modernas. Pero sobre todo, lo más bonito es pasear por el borde de los canales del río Lys (abajo, foto), junto a casas antiguas, algunas gremiales, la mayoría reformadas, con el sabor del Gante de cuando arribaban los barcos desde la Edad Media.


Gante, los canales del río Lys

13 de junio
Nos vamos a Brujas, pasamos del Flandes Oriental al Flandes Occidental, pero nos vamos en tren. La máquina expendedora es bastante amigable, puedes coger el idioma inglés. El ticket de ida y vuelta 16€. Brujas es también patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Partimos de la estación de Gent-Daamport, que no es la principal, pero sí la que está más cerca del hotel. En una media hora estamos ya en la estación de Brujas y de allí en unos minutos en el centro histórico de la ciudad. Todo está mucho más limpio y ordenado que Gante. Hemos seguido la ruta de un día que recomendaba el blog de Viajeros Callejeros, aunque en el sentido contrario: comenzamos viendo las casas de Begijnhof, unas treinta casas de beguinas de color blanco construidas entre los siglos XVI y XVIII, y la llamada «Casa de la Gran Dama», también hay una iglesia. Luego, en diversos momentos hemos ido bordeando el canal Dijver entre construcciones típicas y paseando de un lugar a otro por los puentes, tan fotogénicos. La catedral de San Salvador, que es la iglesia más antigua de Brujas, fue construida entre los siglos XIII-XIV. También está la Iglesia de Nuestra Señora, de la misma época, cuya torre, de ciento veintidós metros de altura, es la segunda torre de ladrillo más alta del mundo. Las plazas de Brujas son preciosas, destacaría tres, la de Jan Van Eyck, la Grote Markt (foto de abajo) y la Plaza Burg. He finalizado la visita con una buena cerveza belga, ¡ya tocaba!

Plaza del mercado, Grote Markt, en Brujas

14 de junio
Repetimos el tren para irnos a Amberes, además, por ser fin de semana, es más barato. Los ciudadanos de Amberes son llamados sinjoren (señores) porque aquí los nobles españoles estuvieron gobernando la ciudad en el siglo XVII. La estación de tren de Amberes (abajo en la foto) es ya de por sí uno de los monumentos más importantes de la ciudad, junto a ella está el barrio de los diamantes. Sí, Amberes es conocida como la meca de los diamantes, el Diamantkwartier factura miles de millones de dólares al año. Muchos de estos locales están regentados históricamente por judíos, de hecho hay una sinagoga. Como era sábado, sabbat, muchas de las joyerías estaban cerradas. Luego fuimos hacia lo que queda del centro histórico, la catedral y las iglesias de San Carlos Borromeo, Santiago y San Pablo. Entramos en la de San Carlos y, por supuesto, en la catedral, donde se encuentran varios retablos de Rubens. Hay aquí una Casa de Rubens (Rubenshuis), pero está siendo reformada. Descubrimos mucho ambiente en las plazas, la Groeenplaats o Plaza Verde, y el Grote Markt, la Plaza del Mercado. Debe ser el día de los matrimonios en el ayuntamiento (stadhuis). el bullicio de los invitados se deja notar en la plaza. Un poco más alejado, junto al río Escalda, está el Castillo de Steen, del siglo XIII, conocido como «la roca». Y ya camino de vuelta, después de comernos una hamburguesa con un tanque de cerveza fresquito (aprieta el calor), nos dirigimos a la estación de trenes para volver a Gante, aunque antes pasamos por la Universidad de Amberes y el Beaterio de las Beguinas (parecido al que vimos el día anterior en Brujas).

Estación de tren de Amberes

15 de junio
Dejamos la ciudad base de Gante, para dirigirnos a Almere, que será el punto desde el que haremos las visitas a los pueblos que queremos ver de Holanda. Al poco de entrar en el país, paramos en un lugar que a todos les sonará por el cuadro de las lanzas de Velázquez: Breda. El asedio de Breda fue durante la Guerra de los Ochenta Años, en el cuadro, Justino van Nassau, hace entrega de las llaves de la ciudad al genovés Ambrogio Spinola, un militar al servicio del rey español enviado a los Países Bajos (foto abajo).

La rendición de Breda pintado entre 1634 y 1635 por Diego Velázquez - Museo del Prado
Castillo de Breda

Pero Breda, en la provincia de Brabante, es una ciudad muy tranquila, espaciosa, limpia, bien urbanizada. Su casco histórico es pequeño y sobre todo destaca su catedral, aunque no pudimos entrar porque el horario no nos coincidía. Tiene, como todas estas ciudades su Grote Markt con numerosos restaurantes con sus terrazas, aprovechando los buenos días soleados de junio. Hay un montaje junto a la Puerta de España (Spanjaardsgat), con unas pontonas sobre el canal, donde se lleva a cabo el «Orkestfestival» (que hace mención a las habituales ocas que revolotean por parques y canales). También hay un castillo (Kasteel van Breda) convertido en recinto militar (foto de arriba). Como en otras ciudades, sigue existiendo un lugar de residencia de las antiguas beguinas (Begijnhof). Ya finalizada la visita, pasamos por un supermercado, y nos dirigimos a Almere. Llegamos a un hotel con habitaciones muy espaciosas, el Plaza, con unas vistas impresionantes desde el décimo piso. Almere es una ciudad nueva muy bien urbanizada, a sólo veinte kilómetros de Amsterdam y con zonas verdes y una arquitectura moderna de grandes edificios.

16 de junio
Hoy ha sido un día para visitar algunos de los pueblos más bonitos de la provincia de Noord-Holland, entre el Mar del Norte y el Mar de Frisia. Hemos visitado primero Marken (el que más me ha gustado), Volendam y Edam. Marken es una península (antiguamente, hasta 1957, fue una isla -foto de abajo-), ahora está unida por una carretera en aguas del lago Ijssel. Tiene casas de madera tradicionales. Igualmente Edam y Volendam también son pequeñas poblaciones con mucho encanto, ambas forman una comuna. En el caso de Edam es muy famosa por el queso «de bola». Para completar el día hemos subido más al norte hasta Den Helder, que es desde donde puedes cruzar en ferry hasta Texel, una de las islas frisias.

Casas y canales en Marken

17 de junio
Hoy nos vamos a otra provincia de los Países Bajos, Friesland. Os sonará la vaca frisona, o los caballos frisones, porque Frisia fue una de las regiones históricas más importantes de los Países Bajos, incluso que abarcaba parte de Alemania y llegaba hasta Dinamarca. Tienen incluso un dialecto propio, el frisón, más parecido al inglés. Hoy hemos elegido algunos de sus pueblos más emblemáticos porque aún mantienen las casas tradicionales o porque son lugares típicos de la zona. Empezamos desde arriba con Franeker que conserva uno de los planetarios más antiguos del mundo, construido por Eise Eisinga en el siglo XVIII, también los pueblos costeros de Hindeloopen y Stavoren, con marinas de barcos de recreo y gran ambiente en terrazas alrededor del puerto. En este recorrido, hemos parado para ver el gran dique de contención, el Afsluitdijk que conecta el norte de Holanda con Frisia. El nombre del país, Nederlanden («Tierras bajas»), se debe a que aproximadamente la mitad del territorio está a menos de un metro sobre el nivel del mar y gran parte está incluso por debajo. Llama la atención que para ver el mar tengas que subir unos diques que se encuentran en la costa.


Frisia es una de las doce provincias que conforman el Reino de los Países Bajos

A la vuelta de Frisia hemos pasado por otro polder (territorio ganado al mar), que es Flevoland, para visitar un bonito puerto pesquero, Urk, que en su tiempo, fue una isla que ahora está unida al continente. Tiene también su propio dialecto, el urker, que aún conserva y hasta su propio himno nacional. Hay vivido tradicionalmente de la pesca, y en una de sus plazas que mira al mar puedes ver un monumento con unas lápidas con los nombres de todos los pescadores ahogados. Por la tarde nos volvemos a Almere.


El pueblo pesquero de Urk, que en su día fue una isla y hoy es parte de Flevoland

18 de junio
Hoy hemos optado por visitar un parque nacional holandés, concretamente hemos ido al Nationaal Park Weerribben-Wieden, en la provincia neerlandesa de Overijssel, a una hora por carretera de Almere, que es donde tenemos el hotel. Aparcamos en un pueblecito muy bonito que se llama Giethoorn, un «pueblo acuático» ya que hay tantos canales que a muchas casas sólo se puede ir en barco, se le conoce como Hollands Venetië, la «Venecia holandesa». Elegimos un sendero por el parque de 14 km, aunque se convirtieron en 16, un poco agotador para hacerlo andando. Aquí no hay montañas, nada que ver con los parques naturales españoles, todo es plano y el paisaje se creó principalmente mediante la extracción de turba y el cultivo de juncos. Se han introducido nutrias (que no vimos), y también hay muchas aves acuáticas. Hay alquileres de botes de todo tipo por si quieres hacer el recorrido entre canales.

Por los canales del Nationaal Park Weerribben-Wieden

19 de junio
Dejamos nuestra base de Almere para dirigirnos a Delft. Pero antes hemos hecho una parada en Utrecht, es una ciudad muy grande, el cuarto municipio más poblado de los Países Bajos. Fue españolizada en su momento como Utrique. Aparcar es una locura, todo es de pago en la calle, a 7€ la hora como mínimo. Hemos dado una vuelta para ver lo más significativo, la catedral gótica de San Martín, con su Torre Dom separada, construida a partir de 1254 como continuación de una anterior catedral románica. Aunque fue católica, pasó a ser calvinista a finales del siglo XVI. La historia cuenta que un posible tornado, el 1 de agosto de 1674, derrumbó la nave de la Catedral, aunque la torre permaneció. La ciudad en general sigue la tónica de los centros históricos holandeses, canales, puentes, algunas casas que todavía se conservan, no muchas y bicicletas por todas partes (abajo un par de fotos). Hay mercados en muchas plazas y bastante bullicio por el centro, tanto de los turistas como de los propios utriqueses. Cumplidas las dos horas del carísimo parking, cogemos camino para Delft, que está a media hora.


Utrecht, canales y la torre de la catedral de San Martín

Por la tarde ya estamos en Delft, tenemos un hotel bastante céntrico, en la plaza donde nació el pintor Johannes Vermeer, que antiguamente era el mercado del ganado, Beestenmarkt. Las habitaciones están decoradas con reproducciones de La joven de la perla, aunque esta famosa pintura no se encuentra aquí sino en La Haya. Delft tiene mucho que ver con la rebelión contra España y jugó un papel clave en el estallido de la Guerra de los Ochenta Años y la fundación de la República de los Siete Países Bajos Unidos.

Vista de Delft, Gezicht op Delft, pintura de Johannes Vermeer (1660)

20 de junio
Día completo en Delft. Realmente el casco histórico es muy manejable en esta ciudad. Un gran incendio en 1536 destruyó parte de su patrimonio. Destacan las dos iglesias protestantes, la nueva y la vieja, o lo que es lo mismo, Nieuwe Kerk y Oude Kerk. La más antigua de 1246 es la que tiene la particularidad de su torre ligeramente inclinada, «la torre de Pisa holandesa» le dicen. En la más moderna (foto de abajo), de 1381, está el mausoleo de Guillermo de Orange y bajo el mismo la cripta de Orange-Nassau, la Casa Real; la iglesia nueva está en la Plaza del Mercado, Grote Markt, que es muy grande, y limitada en su otro extremo por un edificio muy vistoso, el ayuntamiento, de los pocos que sobrevivieron al gran incendio. En un extremo del centro histórico se conserva el molino medieval de la rosa, molen de roos. La cerámica de Delft, conocida como «azul de Delft», es muy famosa. Hay también varios museos, pero el principal, el Prinsenhof, en el antiguo Monasterio de Santa Águeda, estaba cerrado por reformas. Una pena porque es un lugar importante, ya que fue el refugio del príncipe Guillermo de Orange y desde donde lideró la sublevación contra los españoles hasta su asesinato de un tiro en 1584. 

Torre campanario de la Nieuwe Kerk en Delft

Por la tarde un paseíto para ver la iglesia católica, mucho más ostentosa que las protestantes. La Maria van Jessekerk, fue la primera que se restableció en el centro de la ciudad tras la Reforma, es neogótica y construida en el siglo XIX, aunque desde mediados del siglo XVII, los jesuitas construyeron una iglesia clandestina que aún existe, cerca de la cual nació el pintor más venerado en Delft, Vermeer. Para finalizar el día un restaurante argentino y una cervecita en el Beestenmarkt. Mañana comenzamos a bajar.

21 de junio
Hoy es el solsticio de verano, se nota además en las temperaturas elevadas, incluso aquí vamos a superar los 30ªC. De Delft vamos para el sur, camino ya de Bélgica. Antes, una parada en Kinderdijk, el pueblo de Holanda que mejor ha conservado sus molinos. ¡Qué mejor manera para despedirse de este país! Seguimos aún en Zuid-Holland, en la confluencia de los ríos Noord y Lek. Los diques, molinos y estaciones de bombeo de Kinderdijk se han mantenido durante más de 700 años. Los famosos molinos de Kinderdijk se levantan sobre los pólderes de Alblasserwaard, con sus imponentes aspas; antiguamente toda esta zona era una gran turbera, donde cazadores y pescadores solo llegaban aquí en verano, cuando el nivel del agua era lo suficientemente bajo. Hoy, manadas de turistas llegan en bus para contemplar este espectáculo de la mayor concentración de molinos de Holanda, eso sí, el parking para poder verlo cuesta 9,50€. La foto hay que pagarla, supongo que merece la pena, no sé (abajo una instantánea de estos molinos).


Molinos de Kinderdijk

Después de atravesar una extraña frontera entre Holanda y Bélgica (por el pueblo de Baarle: Baarle-Nassau, en el lado holandés, y Baarle-Hertog, en la parte belga), llegamos a la francófona Valonia, una de las tres regiones que componen el país, pasamos cerca de su capital Namur, para llegar a nuestro destino los próximos dos días: Dinant. Bordeamos el río Mosa, con bonitos paisajes. Dinant debe su nombre a los celtas, que llamaron a la ciudad: deuos-nanto, que significa «valle divino».

22 de junio
Vamos a visitar Dinant, temprano nos vamos a la Pâtisserie Pirot, unos magníficos cruasanes para pegarnos una caminata bordeando el río Mosa y visitando el entramado de calles de este pueblecito repartido entre sus dos orillas. La Collégiale Notre-Dame de Dinant es una iglesia gótica del siglo XIII, construida sobre otra románica que se vino abajo por el desprendimiento de parte de la roca, con un campanario en forma de bulbo, agregado posteriormente. Esta roca marca mucho el paisaje de Dinant, y arriba hay una fortaleza a modo de ciudadela, a la que se puede subir por escaleras (400 escalones) o por un teleférico. El puente de Dinant se llama teniente Charles de Gaulle, porque aquí cayó herido el 15 de agosto de 1914, cuando la Primera Guerra Mundial. De hecho Dinant sufrió mucho en el asalto de los alemanes, hay un memorial en el recuerdo a los caídos. La ciudad está llena de saxofones porque aquí nació Adolph Sax, su inventor, hay un monumento y una Maison Adolphe Sax. Ya casi al final, en el norte, se encuentra la Abbaye Notre-Dame de Leffe. Esta abadía del siglo XII, también llamada de Leffe, por ser el nombre del barrio tenía una cervecería ya en la Edad Media; hoy es el nombre de la célebre cerveza belga. Hoy para comer y despedirnos de Bélgica hemos probado los típicos moules aux frites (mejillones con patatas fritas) y una de esas poderosas cervezas. ¡Salud!

Vista de Dinant desde la otra orilla del Mosa, se puede apreciar la colegiata y la ciudadela

23 de junio
Cambiamos de país, al más pequeño de todos, Luxemburgo, además, hoy curiosamente es su día nacional. Es el 54º país que conozco, no había estado aquí anteriormente. El Gran Ducado de Luxemburgo es pequeño, más o menos como la provincia de Álava, pero con el PIB de los más altos del mundo. Una vez en Luxemburgo, hemos parado primero en uno de sus pueblos más bonitos, Eche-sur-Sure, junto al río Sure. Arriba hay restos de un castillo en ruinas con una iglesia, desde el que se obtiene una bonita panorámica de sus casas blancas con tejados de pizarra y otra iglesia, que afortunadamente hemos podido visitar porque estaba abierta. Desde allí, partimos a través de carreteras entre bosques preciosos hacia Vianden, con sus casitas de colores sobre otro río, el Our, allí se encuentra un magnífico castillo medieval (restaurado y de pago, 13€), pero merece la pena. Es muy bonito el perfil del castillo y la ciudad, como de cuentos de hadas (foto de abajo). Y así llegamos a la capital, Luxemburgo, el cambio es importante, además nos alojamos cerca de la estación, que no es la mejor zona de la ciudad. Mañana veremos.

Castillo de Vianden (Luxemburgo)

24 de junio
Luxemburgo está situado en la confluencia de los ríos Alzette y Pétrusse. Su antiguo castillo, establecido por los francos en la Alta Edad Media, es la base sobre el cual la ciudad se desarrolló. Hoy quedan restos de una fortaleza y numerosas galerías subterráneas, que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Para nuestra visita, comenzamos con la catedral, pero no podemos entrar, por la mañana está cerrada, ya que están aún recogiendo de la fiesta del día pasado, donde hubo un Te Deum en honor del Gran Duque, volveremos por la tarde. En la Plaza de la Constitución, se encuentra el Monument du Souvenir Gëlle Fra («dama de oro» en luxemburgués). Seguimos con la Place d’Armes y el Gran Palacio Ducal. El centro histórico es bastante manejable. Otra plaza es la Place Guillame II, donde se encuentran el ayuntamiento y la estatua ecuestre del gran duque Guillermo II. También visitamos la iglesia de Saint-Michel, que tiene su origen en el año 987 cuando fue la capilla del castillo. Luxemburgo está a dos niveles. Son varios los puentes que unen las dos partes «altas» (Ville Haute). Hay dos ascensores para bajar a la ciudad baja, el barrio de Grund, junto al río Alzette. Para eso, cogemos por la Chemin de la Corniche, desde donde ya se divisa la abadía de Neimënster. El paseo es muy agradable por la zona.


Vistas del barrio del Grund, en Luxemburgo, con la la abadía de Neimënster

Después de un descanso volvemos para visitar, por la tarde, la catedral (por cierto, el transporte público es gratis), sin olvidarnos de su cripta, donde se encuentra el cenotafio de Juan el Ciego, rey de Bohemia y conde de Luxemburgo. Es momento también de comer, junto a la estación de trenes, la Gare.

25 de junio
Ya empezamos la vuelta por Francia. Muy temprano, recuperamos el coche del parking para coger camino al oeste y al sur, autopista todo, eso sí de peaje. En Francia hay que pagar y bien (no pasaba en ninguno de los países anteriores, hasta Poitiers 84€). Esta noche, después de un montón de kilómetros, toca una buena cenita en esta bella ciudad universitaria que fue capital del Duché d'Aquitaine. Aquí fue donde en el año 732 los francos pararon al ejército musulmán, después de que este conquistara gran parte de la península ibérica.

26 de junio
Tenemos todo el día para visitar Poitiers y su patrimonio, por algo la llaman «La ville aux cent églises». De todas estas cien iglesias hemos visto las siguientes: comenzamos con la curiosa iglesia de Saint-Porchaire, luego la más llamativa de Poitiers, la de Notre-Dame-la-Grande (aunque no podemos entrar por estar en proceso de restauración), la catedral de Saint-Pierre, el baptisterio de Saint-Jean con pinturas de los siglos XI y XII, y la de Sainte-Radegonde, esta última impresionante. También el museo de la Saint-Croix, que incluye arqueología y una pinacoteca y el Palacio de los Duques de Aquitania. Es importante pasear por las calles y plazas del centro, alguna cuesta que otra, pero te encuentras casas antiguas de entramado de madera y plazas como la del Palacio o la del Ayuntamiento. Para cenar hemos encontrado un restaurante curioso, se llama Les Archives, y era una antigua capilla jesuita, cerrada al culto en 1870, que fue luego el Archivo Departamental de la provincia de Vienne. Todo rico, pero algo (muy) caro el vino.

Catedral de Saint-Pierre, Poitiers

Después de un descanso, he ido en búsqueda de la iglesia Saint Jean de Montierneuf, está algo alejada del centro, junto al rio Clain, es del último tercio del siglo XI. También estaba en obras, pero ha merecido la pena de todas maneras. Ya allí he aprovechado para recorrer un poco el paseo de la rivera, donde he encontrado un antiguo molino y niños saltando del puente al río, hoy hace mucha calor. Enfrente está el Jardin des plantes, pequeñito y con poca gracia. Desde allí he vuelto a subir para el centro y ver un par de edificios que tenía pendiente: la Tour Maubergeon, la antigua torre del homenaje del palacio de los condes de Poitou, y los restos del antiguo anfiteatro romano, realmente no queda nada, o casi nada, más allá de un arco entre viviendas. Y esto ha sido todo por hoy, mañana ya volveremos a España, pero pasito a pasito.

27 de junio
De Francia a España. Llevamos ya muchos kilómetros, cruzamos Aquitania hasta los Pirineos, y llegamos a Roncesvalles, a los pies del vecino hospital de peregrinos, pasando por el mítico Puerto de Ibañeta, el lugar de paso de los romanos desde Astorga a Burdeos, la Vía Aquitania. Haremos esta noche una parada en Auritz/Burguete, en un pequeño hotel rural. Aquí descansaremos un par de noches y luego seguiremos bajando. El nombre Burguete proviene de que era un burgo pequeño (el burguet) de Roncesvalles, hoy, con apenas doscientos habitantes, tiene muchos lugares de hospedería pensando en los peregrinos del Camino de Santiago. Destaca como patrimonio de Burguete los caseríos, algunos construidos en los siglos XVIII y XIX, se puede apreciar su escudo nobiliario y el año en la fachada. Es curioso el cementerio donde se encuentran alineadas las lápidas funerarias con estelas discoideas, de forma circular, labradas con símbolos y motivos ancestrales.

Iglesia parroquial de San Nicolás de Bari, de Auritz/Burguete

28 de junio
Esta mañana hemos ido andando por el sendero del Camino (francés) de Santiago desde Burguete a Roncesvalles. Según el censo, Roncesvalles sólo tiene veinte habitantes, de hecho es más un enclave histórico que un pueblo. Allí temprano, aún no había abierto si quiera la oficina de turismo, pude visitar la Iglesia de Santiago, un austero templo gótico, del siglo XIII; a su lado se encuentra el llamado Silo de Carlomagno, del siglo XII, una especie de cementerio de estilo románico de planta cuadrada donde dicen que fueron enterrados los caballeros de Carlomagno que murieron junto al famoso Roldán, en su batalla contra los vascones en el verano del año 778. El edificio más emblemático es la Real Colegiata de Santa María, concebida como un lugar para atender a los peregrinos que entraban desde Francia, cruzando por el Alto de Ibañeta; su construcción fue impulsada por el rey de Navarra Sancho VII «el Fuerte», el de la batalla de las Navas de Tolosa (sus restos reposan en la anexa capilla de San Agustín, en la sala capitular). Y después de la visita nos volvemos por el camino entre hayas y robles hacia nuestro pequeño hotel de Burguete, donde en el asador nos espera una suculenta pata de cordero y un magnífico vino de Navarra.


Sepulcro real de Sancho VII de Navarra y Real Colegiata de Santa María, en Roncesvalles

29 de junio
Seguimos bajando, el viaje está llegando a su fin. Hemos parado al mediodía en Medinaceli, no lo conocía y es un pueblo con mucho encanto, que incluso tiene un bien conservado arco romano y algunos mosaicos, además de una puerta y una alcazaba árabe, pero sobre todo destaca el entramado de calles empedradas y sus casas, con una plaza mayor bastante grande, por lo visto ahí estuvo el antiguo foro romano, donde se encuentra la Alhóndiga, del siglo XVI, y el Palacio Ducal; también es de destacar la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción. Y después de un refrigerio para aliviarnos de la ola de calor, seguimos la carretera hasta finalmente parar para descansar esta noche en Cuenca. Será una visita técnica, cenar y dormir.

Arco romano de Medinaceli (Soria)

30 de junio
El sur nos llama, último día de este viaje donde pusimos la pica en Flandes. Llegamos a Cádiz, la temperatura supera en muchos lugares de paso los 40ºC, es preferible no parar más que lo suficiente. Han sido muchos kilómetros, pero ha resultado muy gratificante ver diferentes países, diferentes lenguas, diferentes paisajes..., contemplar el maravilloso y diverso patrimonio que tenemos en Europa. Próximamente en el blog aumentaremos los detalles de cada uno de los lugares que hemos visitado. Si has llegado hasta aquí leyendo este diario, espero te pueda servir para tus viajes. Gracias por seguirme en el blog. ¡Hasta la próxima!

Resumen: 28 días, 5 países, 6515,7 km.

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