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El misterio de la rana roja

Oophaga pumilio

La rana roja (Oophaga pumilio) es una especie de rana venenosa de dardo, distribuida por la vertiente caribeña desde el este de Nicaragua, Costa Rica y hasta el oeste de Panamá (incluyendo algunas islas del archipiélago de Bocas del Toro). Una playa precisamente de la Isla Bastimentos lleva ese nombre y se ha constituido en resort de lujo para clientes norteamericanos, principalmente. Desgraciadamente la llegada de los "pacíficos" turistas ha producido un decremento en la presencia de esta rana, hasta entonces tan prolija por estos lares. Dice la sabionda Wikipedia que es una especie que posee una gran variedad de coloraciones, especialmente en la región de Bocas del Toro, en Panamá. Su coloración es muy llamativa, lo cual advierte a los posibles depredadores que dicha rana contiene un potente veneno neurotóxico (pumiliotoxinas) en la piel. El veneno de estas ranas es tomado de los insectos que consume, principalmente de hormigas y garrapatas.

Marina a la entrada del acceso a la playa de la rana roja

Para llegar a la dichosa playita tienes que venir por mar hasta una marina donde atracan los botes taxi y que te pueden traer o bien desde tierra firme o desde la vecina Isla de Colón, desde Bocas, la más preparada para el turismo y quizás el poblado más bonito de la zona. Una vez llega a la entrada de este "parque" tienes que pagar tres dólares por persona (supuestamente para el cuidado de la zona) y accedes a un camino de manglares primero y luego a través de una tupida vegetación tropical hasta llegar a la playa Red Frog, donde compartes este particular paraíso con un chiringuito y un resort que se encuentra no en primera línea de playa sino hacia otra parte de la isla.


Al final del camino, como media hora andando, llegas a una playa con fuerza y de un agua transparente y cristalina. Impresionante, las fotos hablan por sí sola....


El cielo estaba cubierto, llovía pero ese no fue impedimento para darnos un baño. A pesar de ello, la rana no aparecía por ningún lado, después de un rato, al dejar de llover apareció un niño que nos ofreció enseñarnos una rana roja que llevaba escondida en una hoja, obviamente se ganó el dólar y ahí estaba la foto que buscaba. Es curioso porque nadie nos dijo que su piel era venenosa hasta que luego aquí en España pude consultar algo sobre la famosa red frog. A los pocos minutos no había un niño sino varios con diferentes ranas, pronto podimos comprobar que ese era el negocio, el negocio del misterio de la rana roja. Los turistas somos así... jajajaja


El chico que nos enseñó la rana que ampliada aparece en el comienzo de este post.



Comentarios

M. Teresa ha dicho que…
Aunque en Costa Rica pudimos ver varias especies de ranitas, a ésta no tuve el honor de conocerla.
Son preciosas y es una pena que el turismo las ponga en peligro.

Un saludo
Javier Adán ha dicho que…
Bonito colorido.vaya con la rana.