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Gustav Klimt: Wiener Secession

Una de las obras del Pabellón de la Secesión en Viena, pintada por Gustav Klimt

Si les soy sincero, una de las experiencias más bonitas de mi visita a Viena fue contemplar los cuadros de Klimt. El artista fue uno de los principales representantes del modernismo vienés y una figura clave en la renovación del arte europeo a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Es verdad, que como todos los grandes cuadros y como ocurre en los grandes museos, hay mucha, pero que mucha gente por todas partes. A pesar de eso, ¡merece la pena! En esta entrada les haré un recorrido por uno de mis pintores favoritos y de uno de los estilos artísticos más interesantes que se produjo en la transición al siglo XX. Para entender el modernismo no cabe duda de que tienes que venir a Viena, aquí se fraguó el movimiento de la Secesión, del que hablaremos después, y que tanta repercusión tuvo en la pintura y en la arquitectura de los años siguientes.

Gustav Klimt, el genio dorado de Viena


La túnica que usaba Klimt en el Museo Leopold de Viena.

«Quiero ser libre. Quiero romper con todos esos aspectos ridículos y desagradables que anquilosan mi obra. Me niego a recibir ningún apoyo oficial, no necesito nada». Gustav Klimt (1862–1918)

Nació en Baumgarten, un suburbio de Viena, en el seno de una familia modesta. Desde joven mostró un gran talento para el dibujo, lo que le llevó a estudiar en la Escuela de Artes y Oficios de Viena, donde se formó en pintura decorativa y diseño. Comenzó Gustav Klimt admirando a Hans Makart, pintor de historia academista austriaco, diseñador y decorador. Durante sus primeros años, Klimt trabajó en proyectos ornamentales y murales de estilo académico, en grandes edificios públicos de la Ringstraße de Viena, desarrollando ya algunos temas alegóricos. Sin embargo, hacia finales de la década de 1890, comenzó a desarrollar un lenguaje artístico propio, influido por el simbolismo y por su interés en temas como la feminidad, la naturaleza y la espiritualidad.

Uno de los encargos más destacados es el recibido en 1891 para realizar los frescos de la Escalera del Kunsthistorisches Museum (Museo de Historia del Arte de Viena)


En las primeras pinturas de Klimt (Museo Leopold), aún no ha dado el salto al nuevo estilo
Hombre sentado desnudo (1883) y El ciego (1896).

Klimt fue una figura central en la Viena de fin de siglo, una ciudad marcada por la efervescencia cultural y la convivencia de artistas, músicos y pensadores como Freud, Mahler o Schiele. Murió en 1918, dejando un legado que sigue definiendo la identidad artística de Viena.

Wiener Secession

En 1897 Klimt fue uno de los fundadores de la Secesión de Viena (Wiener Secession), un movimiento artístico que rompía con las normas académicas y buscaba abrir el arte austríaco a las corrientes europeas contemporáneas. Bajo el lema «A cada época su arte, al arte su libertad», la Secesión se convirtió en un centro de innovación estética.

Foto a tamaño muy grande que se encuentra en el Leopold, sobre la fundación de la Secesión de Viena

La crisis emergente en el imperio austriaco con sus problemas políticos, sociales, étnicos y económicos también provocó un punto de inflexión en la política cultural, que llevó a la fundación de la Secesión de Viena. Una joven generación de artistas en ascenso formó un nuevo grupo dentro del Künstlerhaus a mediados de la década de 1890. Se opusieron al conservadurismo predominante y sugirieron abrir las salas de exposición a los movimientos internacionales y modernos. Incapaces de hacer oír sus demandas, los artistas rebeldes que rodeaban a Gustav Klimt, Koloman Moser, Carl Moll y Alfred Roller dejaron la Künstlerhaus en mayo de 1897 y fundaron la Unión de Artistas Austriacos - Secesión.



Carteles del grupo de la Secesión.

Al romper con la tradición y la generación de sus anteriores, los artistas pretendían dar forma a la sociedad con sus ideas artísticas orientadas al futuro e impregnar la vida con arte. Poco después de su fundación, el movimiento decidió construir su propia sala de exposiciones, que fue diseñada por el arquitecto Joseph Maria Olbrich y terminada a tiempo para la Segunda Exposición de la Secesión en noviembre de 1898, gracias al apoyo financiero de patrocinadores como el industrial Karl Wittgenstein. La Primera Exposición de la Secesión, para la que Klimt diseñó un cartel que más tarde fue censurado, se había celebrado en la sede de la Sociedad Hortícola.

Sobre la entrada del nuevo edificio de la exposición, la Secesión proclamó con orgullo su eslogan «Der Zeit ihre Kunst - der Kunst ihre Freiheit»

Revista Ver Sacrum

En 1898, la revista Ver Sacrum (sagrada primavera) fue creada para servir como órgano periodístico de los secesionistas. Koloman Moser y Josef Hoffmann, entre otros artistas, tomaron un papel destacado en su diseño y Klimt también contribuyó con muchas ilustraciones a la publicación. Su título haría referencia a primavera sagrada, en latín, a través de un poema de Ludwig Uhland. Las palabras Ver Sacrum también aparecen inscritas en el lado izquierdo del Pabellón de la Secesión de Viena como homenaje a la Antigüedad: hacen referencia a un rito por el cual cada cierto número de años, pro primavera, se expulsaba a los jóvenes de la ciudad o tribu a fin de que fundaran una nueva. Este rito tenía carácter marcial, ya que la creación de una nueva patria implicaba siempre algunas batallas.

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Las pinturas de Klimt se encuentran en muchas pinacotecas, en Viena: el Belvedere, la Secesión, el Leopold, pero también en el Burgtheater, el Wien Museum, el Kunsthistorisches Museum y muchos más. El estilo de Klimt se caracteriza por el uso de motivos ornamentales, elementos dorados, y una fuerte carga simbólica y sensual. Sus obras combinan influencias del arte bizantino, mosaicos, y patrones decorativos inspirados en la naturaleza. Yo les dejaré algunas fotos de aquellas pinturas que más me gustaron.

Pinacoteca del Palacio Belvedere

En el Belvedere hay veinticuatro obras de Klimt, la mayor y más importante colección de cuadros del artista en el mundo. Entre ellos se encuentra el beso más famoso de la historia del arte. 


El beso (1908)


Retrato de Johanna Staude (1917) y Jardín con girasoles (1916).


Retrato de Fritza Riedler (1906).



Judith (1901) y Retrato de Friederike Maria Beer (1916)


La Virgen (1913).

Pinacoteca del Leopold

En el Museo Leopold, está el otro de de los cuadros más importantes de Klimt, Muerte y vida, junto a otras muchas obras modernistas. Es una obra tardía, una de las grandes alegorías de Klimt. 


Pinturas de la época inicial (1894) en el Leopold


La famosa Muerte y vida (1910 a 1913).

Mural del Pabellón de la Secesión

En el terreno de la Wienzeile cedido por la administración vienesa, cerca del Naschmarkt, Joseph Maria Olbrich construyó para el club de la Secesión, entre 1897 y 1898. La Blattwerk-Kuppel («Pabellón de la Secesión»), es el símbolo visible del movimiento. El Friso de Beethoven, es una obra de 34 metros de largo, Klimt quiso interpretar en él la novena de Beethoven. El artista la concibió para una exposición temporal en el año 1902 por el excepcional pintor Klimt. En un principio este ciclo debía ser desmantelado una vez acabara la exposición. Un coleccionista lo compró en 1903, lo quitó de la pared y lo dividió en siete piezas. En 1973 la República de Austria compró la valiosa obra, la restauró y en 1986 la expuso al público en una sala de la Secesión especialmente creada para ello. Abajo unas fotografías de algunos fragmentos del mural...

El mural cuenta la historia de cómo la Humanidad consiguió alcanzar la felicidad tras enfrentarse a distintas adversidades; la narración da comienzo con «el Fuerte», (un caballero de armadura dorada), acompañado de la «ambición» y la «compasión»
Tifón, una horrible y descomunal bestia mitológica da cobijo a las hermanas Gorgonas y a toda una miríada de tentaciones y calamidades
La Humanidad se funde en un tierno beso tras obtener la victoria, es el movimiento más famoso de la novena de Beethoven, popularmente conocido como «Oda a la Alegría»

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Y eso es todo desde Viena, antes quiero aclarar que aunque en las fotos veáis limpios los cuadros de Klimt, eso es a fuerza de suerte y algún empujón, con tal de conseguir entre la multitud una foto decente...

Así estaba el famoso Beso de Klimt...

¡Hasta la próxima, viajeros!

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