Ir al contenido principal

Café de Tacuba, un clásico de Ciudad de México


Cuando estuvimos en México DF un habitual, repetido y repetible fue el "Café de Tacuba", un clásico del centro histórico, muy cerca de El Zócalo. No es de los restaurantes de moda, porque siempre ha estado fuera de las modas, es más bien un local tradicional, fundado en hace más de cien años, en el 1912, en una antigua casona de calle de Tacuba, entre Allende y República de Chile. Nosotros fuimos recomendados por el hotel, que estaba también muy cerca y realmente repetimos, con un menú basado en platos clásicos de la cocina mexicana: tacos, quesadillas, antojitos,... y buenas cervezas del país. Está abierto todos los días desde la ocho de la mañana hasta las once de la noche. Hay turistas pero no es un sitio de turistas.


Normalmente siempre está lleno y hay que esperar para pedir mesa, pero suele ser pronto.

Anuncio de 1936 del Café de Tacuba - Fuente: Web del restaurante

El creador del restaurante fue don Dionisio Mollinedo, conocido como “Papá Nicho”. Antes, la casona, que parece que era nada menos, que del siglo XVII, funcionaba como una lechería. Aquí dio su convite con su primera mujer, el gran muralista Diego Rivera en el año 1922. Y el lugar además está rodeado de pinturas antiguas y las paredes de frescos muy coloridos con mensajes alegóricos.

Ay, ay, ay, ¡canta y no llores!

Agustín Lara era uno de los comensales famosos que acostumbraba ir a comer continuamente en este local, así como la mayoría de los presidentes de México, comenzando con Porfirio Díaz. Anthony Quinn rodó aquí una película, y entre otros hechos hubo en 1999 un incendio importante.

 
En la web del restaurante hay un relato muy simpático de cómo es el recinto...

Mis meseras, cocineras, capitanes y mayoras son mis engranes, mi motor, sin ellos cesaría mi carácter. Mis clientes son mi bendición, llenan de vibrante música mis salones. Y esta casona del siglo XVII en donde afortunadamente nací, se mantiene de pie después de cuatro siglos; sus longevos muros son mi templo y me han transportado vivo a través del tiempo.
Me enorgullece haber sido el pretexto de tantos encuentros, reuniones familiares, romances, momentos y ser parte de la vida de nuestro centro histórico. He visto “chopear” mis conchas dulces en el café con leche a presidentes, pensadores, artistas, escritores, cantantes, políticos, y en general, a mi mejor público, todo aquel con apetito de México, de revivir el sentimiento de probar los platillos de sus casas, de sus abuelas. Es justo este sentir que provoco en mis invitados, que me separa del resto y me ha regalado el mejor de mis atributos: mi esencia, misma que ha envuelto a miles de comensales en un espacio atemporal. Uno rodeado de hermosos murales de gastronomía mexicana e invaluables cuadros de personajes históricos, todos ellos de distintas pero memorables épocas que vi pasar, una mejor que la otra y en varias ocasiones, la nostalgia que esto me causa se vio expresada en los platillos hechos por mis preciadas mayoras; sé que mi gente la percibe, lo puedo ver en su semblante. A veces me preguntan: ¿cómo llegaste a esta edad?, ¿cuál es tu secreto? Y ahora que lo pienso, no tengo secretos. El metate, el comal y el molcajete no son ningún secreto, al contrario, son muestra de mi respeto por nuestras costumbres y nuestros ingredientes, únicos en el mundo y atesorados por tantos. El amor, la dedicación y el gusto por servir tampoco es secreto alguno. Casi podría asegurar que por esas razones llegué hasta aquí hoy, mi primer siglo. He recolectado miles de anécdotas desde entonces, han quedado grabadas como con buril en mi memoria.
 

Todo una legión de camareras se mueven continuamente entre la mesas del Tacuba.


Dentro del local se encuentran pinturas clásicas, así como mosaicos poblanos y vidrieras modernas y muy coloridas que dan ese punto mexicano que nos gusta a los que visitamos este país.​ Hay retratos de damas engalanadas y de vírgenes, hay una Virgen del Rosario del siglo XVII, de José Rodríguez Carnero, según he podido enterarme por Wikipedia, donde el restaurante tiene un amplio reportaje. Un homenaje al descubrimiento del mole y del chocolate, en dos óleos reflejan una decoración muy dedicada al lugar donde se rinde devoción a la gastronomía tradicional. Una de las veces que fuimos coincidimos con un mariachis que por lo visto es una costumbre en las noches del Café de Tacuba, de miércoles a domingo. El grupo musical lleva por nombre "Tuna Bohemia del Estado de México" y va recorriendo las mesas mientras interpreta música española, mexicana e instrumental, entre otras. Hay además una banda mexicana de rock que se llama también como el lugar, Café Tacvba utilizando una grafía de tipo antiguo (en vez de "u" una "v"). Pues nada os dejamos que tenemos que seguir comiendo, jajaja... (por cierto el precio es muy razonable para el bolsillo europeo).
 
Como México no hay dos

Especialidades
  • Lengua de res a la vinagreta o Vizcaína
  • Tacos especiales Tacuba
  • Tacos Playeros
  • Chiles rellenos de queso
  • Tostada especial Tacuba
  • Tostada de jamón o chorizo
  • Pambacitos
  • Panuchos estilo Tacuba
  • Cuatro Cositas
  • Sesos rebozados o empanizados
  • Machitos de carnero fritos
  • Manitas de cerdo en fiambre
  • Carne de res con mole
  • Cecina adobada de Oaxaca
  • Chuleta de cerdo
  • Chalupas a la Poblana
  • Pozole
  • Tinga a la Poblana

Comentarios

Luz E. ha dicho que…
¡Hola! Muy interesante la historia del café Tacuba, además muy bien saber a través de su pequeño relato que valoran a sus trabajadores. Sin duda un lugar que no nos perderemos en nuestra visita a México DF. Un saludo
A veces los lugares que no están de moda son los más populares. Este parece un lugar muy auténtico y muy fotogénico jajaja
Ana Sánchez ha dicho que…
Me encantaría visitar este lugar. En mis viajes siempre elijo lo local a lo turístico, y con tanta historia a sus espaldas seguro que la comida debe estar deliciosa. Mexico está el primero en mi lista de viajes pendientes, me apunto este Café y espero visitar pronto :)