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Veletrzní palàc (2): los Picasso de Praga

Picasso en Praga

La obra de Picasso fue famosa en Praga incluso antes de la primera guerra mundial, cuando el país fue provincia del Imperio Austro-Húngaro, ello se debe al coleccionista y teórico del arte Vincenc Kramář  pero también a los artistas checos que visitaron París en los inicios del cubismo, y se mantuvieron hasta el estallido de la segunda guerra mundial. Durante el período comunista, casi todas las obras terminan en la galería nacional de Praga, a la cual Kramář acabó donando su colección en 1960. Así, el conjunto de los "Picassos de Praga" sigue siendo uno de los más importantes del mundo y clave para el estudio del período cubista. Existe un libro sobre esta temática "Picasso en Praga", que fue publicado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Madrid en 2005 por Pavel Stěpánek, un catedrático de la Universidad Palackého de Olomouc y profesor de la Universidad Carolina de Praga, donde enseña historia del arte, ha sido también conservador de en las Galerías Nacional de Praga.

Cartel de Picasso en Praga
Sello checo de Picasso

La colección de los Picasso, sobre todo de la etapa temprana es de las más importantes del período cubista en el mundo. El público checo pudo conocer al artista español radicado en París sobre todo ya antes de la primera Gran Guerra (1909-1914), cuando su nombre aparece con frecuencia, y además, se expone en Praga ya en 1912. Luego, al establecerse la Checoslovaquia democrática (1918 a 1938), es el período de consolidación de la fama de Picasso que dura hasta la ocupación del país por los nazis alemanes en 1938, quienes declaran el principio del arte pervertido («entartete Kunst»), así que el nombre de Picasso desaparece por completo. Reaparece con esplendor al terminar la guerra, en 1945, pues se convierte en símbolo y participa en la exposición de los españoles de París, los “españoles republicanos”, primera procedente de Francia, siendo símbolo del arte contemporáneo que vuelve a su lugar habitual en la Checoslovaquia liberada. Sin embargo, la euforia durar sólo hasta 1948 cuando los comunistas, tras apoderarse del gobierno, declararon la política del realismo socialista en el que la obra de Picasso prácticamente no cabía, con excepción de la Paloma de la Paz, de claro uso político.

Pero siendo miembro del partido comunista (francés), Picasso aparece frecuentemente en la prensa checa por razones políticas, sobre todo allí donde su obra no puede presentarse, hasta la destalinización del sistema en los años cincuenta. Vuelve a aparecer, casi con normalidad, sobre todo a partir de los años sesentas, los años dorados de la cultura checa, tanto en la prensa como en las salas de exposiciones checas, sobre todo a base de acuerdos culturales con Francia, de modo que con obras nuevas renueva el viejo esplendor de su nombre en el país que tuvo el privilegio de reconocer sin vacilación sus valores. Lamentablemente, durante la llamada «normalización» de Checoslovaquia, situación que surge como consecuencia de la intervención militar soviética en 1968, su obra no está bien vista, aunque admitida a medias. El cambio político después de la “revolución de terciopelo” en 1989 se refleja en el aumento de publicaciones, casi todas traducidas de lenguas mundiales, “globalizadas”, de manera que el nombre de Picasso casi no ha necesitado crítica local para volver a la normalidad en el país que siempre sentía una especial atracción hacia su obra. Así es que la fortuna crítica de la obra de Picasso refleja directamente el dramático destino del país en la historia del siglo XX, las guerras y los cambios políticos. (Fuente: Web del Centro Checo

Os dejo desde el Veletrzní Palác con mi escultura preferida

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