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El Viaje del Verano 2014: objetivo China


El viaje a China comenzó el 6 de Enero cuando ya decidimos darnos como regalo cumplir el deseo de hacía mucho tiempo de visitar este país, casi un continente. En veinte días no podríamos conocer mucho más que unos detalles y como tampoco nos gustaba ir por agencia decidimos diseñar un mini-circuito de cuatro ciudades, el rombo de Pekín, Xi’an, Guilin y Shangai. Estuvimos viendo vuelos durante los primeros meses del proyecto y decidimos optar por Emirates con parada en Dubai, el precio fue de 843€ por persona, compramos a principios de Abril. Luego en Junio ya cerramos via Booking.com los hoteles, todos de cuatro e incluso uno de cinco estrellas, a precios inicialmente bastante baratos aunque sabíamos por otros compañeros de viaje que luego allí te suben con las tasas, el desayuno, etc. También a finales de Junio nos metimos a gestionar el visado, nos salió por una pasta porque al vivir en Cádiz tuvimos que optar por agencia que nos clavaron (224€ los dos). Además no puedes hacerlo hasta poco tiempo antes de ir porque caduca a los tres meses, cuatro hojas de datos que tienes que rellenar incluyendo los hoteles en los que te alojará. De vacunas nada, ya llevábamos las del anterior viaje a Nepal en el cuerpo y ninguna era obligatoria, tampoco seguro médico, aunque si compras el viaje con la visa tienes uno por el hecho de pagar con la tarjeta. La ropa ligera, de verano y la maleta llena de ilusión y expectativa ante un país difícil por el idioma. Compramos una guía (que resultó tener muchos fallos) y un breve manual de chino para viajar, por si acaso. La embajada china en España, después de enviarle un correo, nos envió a casa mucha documentación en castellano que incluía plano de todas las ciudades que íbamos a visitar. Todo este tiempo estuve en los foros de Facebook y otros de internet además de visitar muchos amigos blogueros que ya habían realizado un viaje parecido. Por cierto en China olvídate de Facebook, Twitter y Google, está censurado y es imposible entrar. La única salida es publicar por Instagram y a través de las fotos colgarlas en las redes sociales. En este primer post me limitaré a reproducir el diario de viaje que he ido rellenando día a día… espero os guste.

1 de Agosto

A primera hora de la mañana nos vamos para Madrid en coche, a la hora de comer ya estamos en casa de nuestros amigos Joju y Ampa. Charla garantizada de sobremesa con buen vino, como nos gusta a todos.

2 de Agosto

Día de espera del avión. Nos culturizamos con la exposición de Alma Tadema en el Museo Thyssen: descubrimos la pintura victoriana de la mano de este pintor y de algunos seguidores del movimiento. Cañas de Santa Bárbara, como viene siendo habitual, cada vez que quedamos en Madrid; luego cenita y preparación de maletas.

3 de Agosto


Poco que contar más allá de que tenemos que ir para Barajas. Dejamos el coche en el garaje de nuestros amigos madrileños y además nos llevan al aeropuerto, incluso nos besan y nos dejan sus llaves para la vuelta, con gente como esta, de Madrid al cielo. Ya estamos en Barajas, es domingo, el aeropuerto no está muy lleno a esta hora de la tarde noche y el control de seguridad es menos impertinente que otras veces. Embarcamos a su hora, bueno casi una hora antes de la salida. Mucha gente con destino a Dubai, cada vez hay más gente que utiliza la línea de Emiratos y Qatar para sus vuelos. Realmente dan un servicio muy bueno y el precio, casi de los más baratos. Tan solo Aeroflot nos pedía menos por el vuelo a Pekín, al menos cuando hicimos la búsqueda. Antes de embarcar hemos cambiado unos 500 euros en yuanes a un cambio en torno a 1€=6,8 yuanes. No sabemos si nos están timando pero queríamos llevar algo para no tener que cambiar en Pekín porque llegamos de noche y necesitaremos para el taxi que el aeropuerto está lejos. (Sí nos habían timado luego el cambio en China fue de 7,7)

4 de Agosto

A las 7 de la mañana en uno de los aeropuertos más impresionantes del mundo. Lujo a desbordar en las tres terminales de Dubai. Pero lo mejor es la sorpresa que nos va a dar la mañana, nos cambian en el embarque, la tarjeta por otra: sí, nos cambian de asiento… ¡nos pasan a primera clase!
El cambio ha sido impresionante, no solo por el espacio, el trato, la comida, sobre todo la comodidad: hemos llegado super relajados a Pekín, o Beijing como quieras llamarlo. Quizás las copitas de Moet Chandön habrán tenido algo que ver.
Estamos en plena vorágine de salida en el aeropuerto, directo a la cola de los taxis, nos habían advertido que no cogiéramos un taxi desde los que te brindan en la misma puerta. Pero al final el timo sigue: el policía que controla a los taxis no nos deja coger uno sino que debe ser el que él quiera y empieza a pactar de forma descarada con nosotros, al final nos cobran 20 euros por un trayecto que en Barcelona costaría el doble pero que aquí es muy caro. Es la once de la noche y son muchas horas de vuelo. Esto no termina: el taxista se pierde, empieza a llamar a un teléfono, a otro, una hora y media después estamos en el hotel Kapok. Ahora nos queda otro regateo: el portero de noche nos quiere cambiar la habitación a una suite, nos la enseña y realmente es impresionante por lo que pagamos algo más por las cuatro noche de lo que estaba previsto. We are tired le repita una y otra vez al portero Paqui, es verdad estamos ya para la cama y es nuestra primera noche en Pekín con seis horas de jet lag.

5 de Agosto

Hotel Kapok en Beijing:
primer nivel en hoteles chinos a buen precio

Escribo desde el hotel Kapok, primer día completo en China. Teniendo en cuenta que arrastrábamos un viaje largo más las diferencias horarias, creo que ha sido un día que ha cundido mucho. Lo bueno de tener el hotel a menos de un kilómetro de Tianamen nos ha servido para incluir una parada/baño/siesta a media tarde, para partir la jornada y hacerla más productiva.


El régimen de comidas, el que solemos hacer en los viajes largo: desayuno en hotel para aprovechar el bufet y cena por la tarde. Así que una vez bien desayunado a caminar dirección a la Ciudad Prohibida, una multitud impresionante de chinos para entrar, algunos extranjeros pero sobre todo turistas nacionales. La cola de los tickets está bien organizada y en seguida compramos el ticket de 80 Y. Empezamos la caminata por todos los patios, salones y jardines de este recinto impresionante por su extensión y por la historia que lleva. No puedo dejar de acordarme de la película de Bertolucci de “El último Emperador”. Algunas de las puertas parecen recordarme algunas escenas. Finalizado el recorrido, salimos por el Norte y queremos volver al Sur así que cogemos andando la avenida paralela a la Ciudad Prohibida, Bei Chang Jie, una tirada hasta bajar a la famosa Plaza Tiananmen, el recuerdo aquí es el de la revuelta de la plaza y la imagen del manifestante solitario ante el tanque que se acerca. Parece que la represión ha seguido y a lo largo del paseo por la plaza, todo está controlado, polícias, ¡controles como en los aeropuertos al pasar el subterráneo de entrada en el recinto! La magnitud es impresionante, el retrato de Mao Tse Tung preside la puerta desde donde se dirigió a las masas en su discurso de fundación de la República Popular de China. También los edificios laterales y del fondo de claro estilo soviético, además de los conjuntos escultóricos revolucionarios y el monumento a los héroes del pueblo.

Mao Tse Tung sigue siendo venerado, al mismo nivel que el consumismo y el capitalismo económico

Continuamos para el sur de Pekín en destino a los llamados hutong que son como lo que queda de los barrios antiguos, en algunos casos restaurados. Visitamos una zona muy concurrida de tiendas y al final terminamos casi perdidos y con los pies ya reventados. Un taxi nos lleva al hotel por un par de euros (cuando ponen el taxímetro es barato). Eso si hemos conseguido probar una jarrita de cerveza china Yanjing.

Comida exótica en Wangfujing

Ya la segunda etapa ha sido más relajada. Hemos ido a la zona de Wangfujing ¡impresionante la mezcla de un zoco de Fez con una lujosa avenida neoyorquina! Hay hambre ya y cenamos en un restaurante Thai de un centro comercial de la zona: tortilla de ostras, pollo al limón (picantito por cierto) con piña y una empanadillas en teoría de papas y gambas  (junto con 3 cervezas chinas nos ha salido a 180 Y). No ha estado mal. Hemos continuado por Wangfujing y hemos entrado desde la gran calle futurista de tiendas de primera a unos callejones con venta de comida de todo tipo, desde pinchos de escorpiones a otros de calamares o gambas o unos pajaritos un poco raros. Andando nos hemos vuelto al hotel, mañana nos toca la Gran Muralla.

6 de Agosto

Casi todo el día con Bruce y su coche. Nos ha costado 800 Y estar con él todo el día completo con visita a la Gran Muralla y luego por la tarde visita al anillo olímpico y una visita a algo que llaman el Silk Market aunque en la realidad es una tienda especializada en reproducciones baratas de grandes marcas que te enseñan en un cuartito interior, cosa que me recordaba tiendas parecidas del barrio chino de NYC.
Entre ir en un bus con un montón de gente con guía en inglés que te lleva y te trae a un montón de tiendas de compras para guiris, decidimos la opción de transporte privado con Bruce, aunque en realidad Bruce se lleva la mitad de lo que vale la excursión, el resto va para el hotel según nos dijo este conductor, que la verdad hablaba suficientemente inglés como para tener con él una conversación más o menos fluida. A las 9 (en vez de a las 7 como nos pedían si cogíamos la opción del bus) nos recogieron tras un copioso desayuno en el que no faltó casi nada. Grandes retenciones al salir de Pekín hasta alcanzar una autopista de pago que nos sacaba en dirección a Mutianyu, el punto elegido para ver la Gran Muralla, a unos noventa kilómetros. Una vez allí Bruce nos sacó la entrada a precio de guía porque tenía el carné y nos salió un poco más barato, luego fuimos hasta un autobús lanzadera que nos llevaba hasta el punto de partida de un telesférico que nos llevaba hasta lo alto de la muralla. Allí nos la encontramos, majestuosa aunque quizás son de las cosas que tienes tan idealizadas que cuando la vez te saben a poco.

La "glan mulalla"

Caminamos una hora aproximadamente por ello, con paraditas para cientos de fotos y decenas de chinos a lado y lado, bueno alguna pareja española también que se brindó a hacernos unas fotos. A eso de la una de la tarde cogimos el coche de Bruce y nos devolvió a Pekín, como teníamos hasta 8 horas de vehículo entonces nos acercó al anillo olímpico donde vimos la zona con una temperatura algo elevada que redujo el tiempo de estancia junto a los estadios que siguen conservando su majestuosidad y su diseño vanguardista, el del pájaro donde se inauguraron las Olimpiadas y el cubo donde se celebraron las competiciones de natación. Finalmente la tarde nos deparó una parada en la tienda que llaman Mercado de la Seda, que como he dicho antes no era más que una gigantesca colmena de tiendas, siete pisos de camisas, trajes hecho a medida que te entregan al día siguiente, bolsos de todas las marcas, etc. Hemos finalizado el día con el experimento de comer en una “supuesta” pizzería, pero bueno al menos nos hemos librado del picante que está presente en toda la comida.

7 de Agosto.

Paseo en barca por los jardines del palacio de verano

Agotador día de paseos y sol, elegimos como objetivo la zona del Palacio de Verano y el Jardín del palacio, YuanMingYuan, que traducido viene a ser algo así como el Jardín del Esplendor Perfecto. Para ello comenzamos nuestra aventura por el metro pekinés, realmente nos dejó sorprendido la facilidad de entender las líneas, la modernidad de los trenes y de las estaciones, a través de una maquinita expendedora con posibilidad de idioma inglés, compramos un ticket para la estación a la que íbamos, diez kilómetros al Noroeste, por cuatro Yuanes los dos (muy barato). Primer fallo, el plano de la guía y otro plano que llevábamos de la agencia de turismo china, no tenían las nuevas paradas de la línea 10 circular y los nombres de estaciones cambiadas, pero bueno intuimos el destino mejor para visitar el parque. Nos bajamos en YuanMingYuan y de allí al lado estaba la entrada a los jardines. Un montón de chinos, muy chillones por cierto, por todos lados y pocos extranjeros. En Agosto aquí son las vacaciones escolares y es el mes en que la mayoría de las familias también hacen el turismo nacional. Visitamos una primera parte de los jardines hasta que dimos con una barquita que nos avanza en el interior del lago Kunming hasta otra parte de esta gran extensión de parques que incluye ruinas del palacio antiguo destruido y parte de los edificios restaurados. Luego alcanzamos la salida Sur donde una paisana a la que le preguntábamos por el Palacio de Verano nos dijo que debíamos volver a regresar a nuestro punto de origen o bien coger un bus, el número 432. Como la ley de Murphy es así, podíamos acertar o no, así que cogimos el bus… pero en sentido contrario y cuando nos subimos la cobradora (van conductor y cobradora en el bus) al enseñarnos la foto del Palacio de Verano se echó a reír y nos indicó que era este el autobús pero en el otro sentido, así que a bajarse y a esperar en la parada pero la de enfrente.

Palacio de verano

El autobús, como el metro, súper bien, con aire acondicionado y todo, por solo 1 yuan. Bueno al final llegamos a la final de la parada del bus y de allí al Palacio de Verano: otro montón de gente y muchos palacios y patios y callejuelas, muy bonito todo. Además, de pronto nos encontramos con una actuación de danza y música tradicional china, imagino que será habitual todos los días o era por alguna coincidencia especial que no sabíamos. De vuelta ya para el hotel a descansar, para eso tienes la estación de metro de XiYuan que te devuelve al centro por dos yuanes cada uno y una media hora de trayecto más o menos. La noche la dedicamos a comer bien por la zona de Wangfujing y a despedirnos del Beijing de luces de neón.

8 de Agosto.

Día de cambio y de vuelo. De Beijing volamos a Xi’an: un vuelo de China Eastern Line (en torno a unos 1000 yuanes cada pasaje nos ha costado los vuelos interiores). Cogimos un transfer en el hotel, no teníamos ganas de pelearnos más con los taxistas y la terminal de vuelos domésticos de Beijing igual de lujosa y moderna que la internacional, además los vuelos puntuales y hasta te dan de comer (todavía). En Xi’an ya sin prisas y con la lluvia, cogimos un autobús que nos llevaría al centro de la ciudad y de allí en taxi al hotel. Esta vez nos dábamos el lujo de un cinco estrellas, el Sofitel, por sesenta euritos la noche, una maravilla de hotel… ¡asustados nos quedamos al ver la habitación! Por la noche la fina lluvia no nos dejó en paz, por lo que el paseo por el barrio musulmán fue un tanto complicado, con los coches, atascos, la gente de un lado para otro,… pero al final dimos con un bar con cervezas chinas muy frías (cayeron unas cuantas) y pinchitos “morunos” muy picantes, con patatas muy picantes y una especie de pan o torta también ¡muy picante! De vuelta en un tuc tuc de esos, pegando botes y hartándonos de reír. Luego al hotel a ver una peli en el ordenador y a dormir para prepararnos para los guerreros de terracota del día siguiente.

Muralla de Xi'an 

9 de Agosto.

Hay días en los que todo empieza a ir mal y no termina, pero bueno al final cuando escribo esta crónica puedo pensar que todo se resuelve y que al final hasta los agobios más grandes se arreglan. En primer lugar cuando íbamos a cambiar en el banco resultaba que hasta las 10 no abrían (quizás por ser sábado), bueno nos fuimos, con lo que llevábamos ya cambiaríamos en otra parte o bien con la tarjeta sacaríamos dinero chino.


Luego hubo que buscar la estación de autobuses, en el mapa parecía cerca, pero es que Xi’an no es nada pequeña y las distancias son grandes (la muralla da una idea de lo que es solo el centro de la ciudad). Por fin ya en el autobús que va a donde están los guerreros, casi cuarenta kilómetros. Depende del bus que cojas tienes más (914) o menos paradas (306), aunque la frecuencia es inversa, es decir que depende del que te venga antes así lo coges. El precio es de 8 yuanes y el tiempo entre 40 minutos o una hora según el caso. Bien, a la llegada empiezan los problemas no hay donde cambiar los euros ni banco y el cajero que había solo coge tarjetas chinas… uf qué hacemos. Un guía chino se nos acerca al vernos agobiados, los tickets (150 yuanes) tampoco lo venden con tarjeta de crédito ¡qué hacemos ahora después de llegar hasta aquí! El guía nos busca una solución, él nos adelanta el dinero de las entradas si contratamos sus servicios (otro 150 yuanes más), a cambio cuando terminara la visita iríamos con él a un banco y devolveríamos nuestro préstamo ¡hecho! Así que resolvimos el nudo gordiano de la falta de yuanes y empezamos la visita con este hombre, que la verdad fue muy atento y su inglés era suficiente para entendernos y explicarnos in situ muchas anécdotas de los guerreros. Pero a la primera foto… la Nikon se queda sin baterías, otro despiste que también se resuelve sacando el teléfono, que por suerte nos permitió hacer las fotos necesarias. Espectacular especialmente la primera nave (hay tres) y os lo recomiendo si venís a China, no puede faltar esta visita. Y así en otro ricshaw motorizados nos volvimos al hotel, aquí mismo nos daríamos un lujito con la cena merecida después de tantos imprevistos. Mañana más.

10 de Agosto.


Tenía yo las dudas de si Xi’an daba para algo más que los famosos guerreros de terracota pero se equivocaban los que me desaconsejaban un día más. Xi’an tiene mucho que ver, hay que pensar que fue la primera capital de China. Hoy teníamos la duda de que era domingo, pero aquí como un jueves o cualquier día, nada cambia, así que nos hicimos la primera parada de bancos, hasta dar con el Banco de China, el oficial que es el que tiene el mejor cambio (olvídate de los hoteles y sobre todo del cambio del aeropuerto que es malísimo). Allí nos cambiaron 1€ a 7,95Y. Ya no queríamos más sorpresa como la de ayer de quedarnos sin yuanes. El siguiente paso buscar un lugar donde desayunar, tarea difícil en China a no ser que quieras desayunar fideos o sopa. Tuvimos que buscar un Starbuck que al menos tenían cafés y cosas normales que desayunar. Hay dos en Xi’an y este estaba además cerca de nuestro primero objetivo de la mañana, la Torre de la Campana en torno a la cual se agolpan numerosos centros comerciales y el bullicio es impresionante. Después del café y la torre nos encaminamos hacia el sur en busca de la puerta de la muralla, pero antes nos desviamos hacia un mercadillo muy interesante que nos llevó al Palacio o Museo del Bosque de las Estelas. Aunque hacía calor la arboleda y las callejuelas estrechas hicieron la mañana muy agradable, para luego continuar ya fuera de la muralla, caminando hacia el Museo de Historia de Shaanxi, otro montón de gente en las colas, de hecho a la salida vimos el cartel de todas las entradas del día vendidas. Un lugar interesante con tres salas, una más grande abajo y las otras dos arriba (ya haré un post con el Museo y pondremos más fotos). Casi agotados, a las cuatro y media de la tarde nos fuimos al último objetivo: la “Pagoda del Ganso Grande”. Una paradita porque ya el calor hacía mella y nos tomamos un par de cervecitas Tsingtao. Y luego delante de la pagoda nos encontramos (la guía no decía nada) con un auténtico espectáculo de una fuente enorme con un montón de chinos alrededor que se movía al ritmo de la música a toda pastilla, nos contagiamos del ambiente y empezamos a bailar y a movernos, qué divertido todo. Luego unos jóvenes (los pocos que hablan algo inglés) nos acompañaron al complejo de la pagoda y de los templos anteriores donde la gente pone unas varitas que quema y luego reza, nos pareció que el maoísmo como el estalinismo en la URSS no han logrado aquí tampoco acabar con la religión. Para subir a la pagoda hubo que pagar otro ticket más y empezamos a escalar casi sin fuerzas, las vistas lo merecían.


Luego la mayor aventura, estábamos muy, pero que muy lejos del hotel y ningún taxi nos quería coger, no entendemos mucho por qué, le decíamos donde queríamos ir y se iban sin dar explicaciones, así que al menos un ricshaw se brindó a llevarnos, volver a la aventura de saltos y cruces de avenidas con ese pequeño “carromato”, de hecho en una ocasión se metió por un camino medio asfaltar y nos tuvimos que bajar y empujar para sacarlos de un hoyo, pero lo pasamos muy bien. Ya en el hotel, maletas preparadas para el día siguiente y por fin una comida en condiciones después del maratón de Xi’an.

11 de Agosto.

Segundo vuelo interno, este con China Southern Line, del mismo nivel que la Eastern más o menos, también sacado con eLong, sin papeles, tan solo te vas al mostrador con tu pasaporte y listo. Para evitar el clavazo del hotel con el transfer hablamos la tarde anterior con un taxi y lo dejamos en 150 yuanes (hay casi una hora hasta el aeropuerto teniendo en cuenta los atascos de la salida).
A la llegada a Guilin el calor fuerte, estamos en trópicos y se nota. Habíamos elegido un Resort dentro de uno de los diez parques que tiene la ciudad. El hotel aunque de cinco estrellas salía a 53 euros con tasas, desayuno y transfer incluído, así que nos vinieron a recoger y llevaron al hotel. Es un lugar muy especial todo rodeado de vegetación, muy verde y muy cuidado. La ciudad por lo que hemos visto no merece la pena mucho, además tenemos el tiempo para hacer dos días de excursión que ya hemos reservado, el crucero por el rio Li y la visita a las terrazas de arroz de Longsheng. Hoy relaxing siesta y luego cenita relajada en el mismo hotel.

Hotel en Guilin, un resort dentro de un parque natural ¡impresionante!

12 de Agosto.

El paisaje kárstico típico de la zona de Guilin

Día de excursión, fantástica, el crucero por el río Li ha merecido la pena. Primero nos recogieron en el hotel, aunque algo retrasados, pero suficiente para llegar a coger el barco desde Guilin a Yangshuo, unas cuatro horas en un barco muy cómodo donde nos dieron una comida bufet y un guía en inglés muy simpático que nos fue explicando todas las elevaciones kársticas de extraordinaria belleza, en definitiva el paisaje típico que siempre hemos pensado de China.

Yangshuo

la llegada a Yangshuo estuvimos “libres” una horita para ver una ciudad rural ahora convertida en centro comercial abierto para todos los turistas que llegamos en manada en los barcos crucero por el río Li, aunque aún mantiene un poco el encanto de un pequeño pueblecito. En autobús hacia Guilin pero antes una parada en Baisha para hacer una travesía en barquitos de bambú a modo de góndola, un ratito muy divertido en las inmediaciones del llamado Puente del Dragón. Ya en Guilin nos trajo el autobús, con una lluvia monzónica intensa, con el correspondiente atasco. Por cierto qué grande es esta ciudad, de pequeña nada,… por cierto vimos a lo lejos iluminada las pagodas gemelas de Guilin, majestuosas junto al río.

"Punting" chino 

13 de Agosto.

El trece siempre trae mala suerte, eso dicen. Y hoy la excursión a las terrazas de arroz ha estado pasada por agua, además un espectáculo folclórico que incluía el paquete que habíamos contratado quedó anulado. A primera hora nos recogieron en una especie de camioneta para llevarnos junto a otras dos parejas de italianos a la zona de Longsheng. Subimos en pleno chaparrón hasta la montaña desde donde se divisan las famosas terrazas de Longji Titian (Espina del Dragón). Al principio la niebla no dejaba ver el paisaje pero como decía la predicción del tiempo, a partir de las doce escampó y empezaron a abrirse las montañas (me recordaba los lagos de Covadonga que tan difícil es de ver sin niebla). 


Comimos en una de estas aldeas con casas de madera y encaramadas en la montaña, muy bonito la verdad. En el pueblo algunas mujeres todavía iban vestidas con los trajes tradicionales, a pesar de eso también hasta aquí llegan los turistas chinos que lo invaden todo masivamente. A eso de las siete ya estábamos en el hotel, cena y a preparar las maletas que mañana nos toca vuelo a Shanghai.

14 de Agosto.

Escribo esto desde el aeropuerto de Guilin, el vuelo de China Eastern Line que debíamos coger a las 14.30 se ha retrasado tres horas. Son las cinco de la tarde y aún no hemos salido.


Ya en el hotel de Shanghai, hemos llegado sobre las diez de la noche, el vuelo llegó aunque muy retrasado al aeropuerto Pudong, de ahí a la ciudad en el Maglev, el tren de alta velocidad más rápido del mundo, lleva un cuenta kilómetros en los vagones para que veas cómo se va poniendo hasta los 430 km/h, los coches a su lado en la autopista parecen que van parados. De la estación del Maglev al hotel en taxi, piso 22 y con vistas al skyline de Shanghai, esto parece el paisaje de la película de Blade Runner, nada de la China que imaginamos, bueno... hasta mañana.

15 de Agosto.

Día completito en Shanghai, lo primero que hicimos fue buscar la oficina de Emirates para intentar cambiar el vuelo. Después del desastre del vuelo doméstico de ayer pensamos que era más seguro intentar volver desde aquí en vez de arriesgarse a una combinación por Beijing. Nos costó dar con la oficina porque se encontraba en un rascacielos imponente y complicado, pero luego tuvimos la suerte de que nos pudieran hacer el cambio, así que saldremos desde Shanghai el lunes por la mañana para Dubai y Madrid.

Desde allí nos volvimos a meter en el metro y desembocar en la llamada Plaza del Pueblo, que es el lugar donde antiguamente estaba el Hipódromo y que ahora alberga un jardín rodeado de grandes edificios y modernos anuncios de moda con modelos occidentales. En uno de los laterales el Museo de Shanghai que era uno de los objetivos que teníamos. La entrada gratis, tan solo una larga cola para entrar por el control de seguridad. Cuatro plantas con numerosas salas ¡impresionante de verdad! Merece la pena. Luego nos vinimos andando por la famosa calle comercial Nanjin que tiene una parte Este que es peatonal y que se parece mucho a la zona pequinesa de Wangfunjing. Al final del paseo nos tomamos una cervecita en una especie de pub donde charlamos con unos mejicanos. Luego seguimos el paseo hasta el hotel para descansar un rato y tomar una siestesita.
Por la tarde noche (aquí se pone el sol a las seis) nos fuimos a comernos una pizza en un italiano cercano al hotel (¡ya esta bien de picante!) y luego al Bund, para pasear por el borde del río, con millares de chinos a nuestro lado, parejas de novios haciéndose fotos, niños chillando,… ruidosos abuelos, jajaja… y ver el fabuloso skyline de Shanghai, resulta extraordinario el crecimiento de esta ciudad, en tan poco tiempo y además con más rascacielos levantándose por todas partes, el espectáculo de las luces de neón cambiando de colores, los anuncios, los barcos iluminados que pasan, la nueva China que nada tiene que ver con otra tradicional que hemos visto en el Sur.

16 de Agosto.

Visita al casco antiguo de Shanghai con centro en los jardines Yuan, una zona preciosa, …pero bulliciosa, muy bulliciosa. En los alrededores de los jardines numerosas tiendas y casas antiguas o de estilo antiguo restauradas. Dentro de Yuyuan un entramado de puentes, canales y un lago central. La entrada es de 30Y y visitas numerosos laberintos y entramados de muros con dragones, salones y paisajes de rocas que tanto gustan por aquí. Aprovechamos para hacer algunas compras para familiares y amigos.

El boulevard Nanjing
Skyline del Pudong desde la zona del Bund
El Shanghai tradicional en los jardines Yuyuan

Una parada breve a mediodía en el hotel y empieza el gran error del viaje: espero explicarme, se trataba de ir a un Templo de Shanghai, el de los Budas de Jade, había que ir a una parada de metro y luego coger un taxi, pues bien la parada era Hanzhog Road. Nos metemos en el metro y ¡error! nos vamos a Hangzhong Road ¿se parece verdad? Pues hay dieciocho kilómetros entre una y otra parada, así son las dimensiones en Shanghai. Aburridos del taxi por el error y con atascos cada dos por tres, decidimos bajarnos, afortunadamente el precio del taxímetro es bajo. De pronto nos encontramos sin pensarlo en la antigua zona de la colonia francesa de Shanghai con algunas casas de estilo europeo. Paseando, paseando, con algo de lluvia fina que no moja pero cala, volvemos hasta la peatonal Nanjing donde una jarra de cerveza (de Singapur) muy fría y una hamburguesa de primera nos hacen olvidar el error, el Buda tendrá que esperar otra ocasión.

17 de Agosto.

Hemos ido a Pudong, la zona de los rascacielos. Había previsión de lluvia del 100% y obviamente se llevó casi todo el día lloviendo, una lluvia fina, no molesta pero que obligaba pasear con el paraguas. Si las aglomeraciones de chinos son agobiantes, con paraguas se incrementa. En Pudong había gente por todas partes, era domingo también, y las colas del Acuario y de otras atracciones turísticas eran literalmente kilométricas. Nuestra idea era subir a algún mirador de la Torre de Comunicaciones o bien al del World Trade Center (el abre cerveza como aquí lo llaman), pero realmente no merecía la pena, la visibilidad arriba era nula, incluso te lo ponían en un cartel luminoso en la venta de los tickets. Nos limitamos a pasear por la zona. Luego el resto de la tarde entre la Plaza del Pueblo y la peatonal Nanjing Road East. Es curioso las dimensiones de este país: la parada de metro de Plaza del pueblo tiene diecisiete salidas, sí, diecisiete, con todo un entramado de tiendas por dentro que la convierte en un bullir de personas entrando, saliendo, comprando, o utilizándolo como paso subterráneo en la calle, además de los que te venden en una manta camisetas o paraguas por un euro. Cenamos pronto ya que había que acostarse temprano, toca mañana madrugar.

18 de Agosto.

Estamos ya en el Aeropuerto de Pudong pendientes de embarcar, nos hemos levantado a las 02.30h, será un día largo con escala en Dubai, en términos absolutos dos trayectos hasta Madrid de 8 horas, más 3 en Emiratos, o sea que el día será de muchas más horas que 24 volando con el sol. Hemos venido en taxi (230 Yuanes con taxímetro frente a los 50 Yuanes del tren rápido magnético, pero a estas horas no estaba disponible).
Ahora en Dubai, media hora de espera, las horas y los tiempos perdidos, no sabemos qué día es… el cansancio hace mella.
Ya en Madrid, Joju y Ampa nos esperan, las maletas nos hacen esperar a todos, pero al final llegan, algunas transferencias de vuelo han dejado a algunos sin las suyas, pero nosotros hemos tenido suerte, el viaje ha terminado.

19 de Agosto.

Hemos dormido en Madrid y luego nuestros amigos nos han atendido de primera como siempre. A las cuatro en nuestro coche hemos bajado para Cádiz y ya de noche Pablo nos prepara la esperada tortilla de papas que no puede faltar. El objetivo de ver un trocito, una parte, de China se ha conseguido sin grandes sobresaltos, por nuestra cuenta con la ayuda del poquito inglés de los chinos y con las manos que en estos casos funciona como herramienta básica de comunicación.

En próximas entradas iremos desgranando más cositas de nuestro viaje, se acerca Septiembre y el trabajo, pero quedan días de descanso playero por nuestra tierra. Saludos viajeros.




Comentarios

Verónica Paz ha dicho que…
Con semejante resumen dan ganas de ir!!
A esperar mas detalles según vuestro tiempo lo permita ;)
Un saludo
Caliope ha dicho que…
Paco chiquillo qué rapidez! yo aun no he descargado las fotos, jejeje. Pinta muy bien lo que nos cuentas, ya estoy deseando leer la versiön extendida en diferentes entradas. Un saludo viajero y a ver si nos vemos.
Provinciana ha dicho que…
Completísimo, una buena guía para cuando nos animemos, un viaje para hacer, imprescindible conocer China. gracias!
Maribel ha dicho que…
Menudo regalo de reyes, jejeje! Lo cierto es que China es apasionante, un país continente y como dices en 20 días hay que seleccionar.
Para unos bilbaínos la visita al otro "Centro del Mundo" es obligada ¿no? Buena crónica para abrir boca y despertar nuestros recuerdos, atenta a las próximas!
Mira que ya va siendo hora de que los guisantes y el Lobo bobo se conozcan ¿no?…
Saludos viajeroos ;-))
Paco Piniella ha dicho que…
Maribel, muchas ganas de conocer al Guisante por parte del Lobo, en Euskadi o en Andalucía, o en donde cuadre, Gracias
Vaya viaje, muy de acuerdo contigo en que hay que visitar Xian, me sorprendió muy positivamente. Enhorabuena por la entrada, espero las siguientes. Saludos Paco.
cincuentones ha dicho que…
Un magnífico prólogo del viaje que nos ha hecho recordar los días que pasamos en este bello país.
Saludos.